La ciencia descubre el riesgo oculto de algo tan cotidiano como usar el teléfono móvil en el baño

Archivo - Hombre en el baño mirando el móvil.
Archivo - Hombre en el baño mirando el móvil. - STEFANIKOLIC/ ISTOCK - Archivo
Publicado: jueves, 4 septiembre 2025 8:17

   MADRID, 4 Sep. (EUROPA PRESS) -

   ¿Sabías que algo tan cotidiano como usar el teléfono en el baño podría afectar tu salud anal? Las hemorroides, inflamación dolorosa de las venas en la zona rectal, afectan cada año a millones de personas y generan millones en gastos médicos. Entre sus causas más comunes se encuentran el estreñimiento, pasar demasiado tiempo sentado en el inodoro, la dieta baja en fibra, el sedentarismo e incluso los hábitos de esfuerzo al evacuar.

Jóvenes y adultos activos por igual pueden verse afectados, y muchos desconocen cómo pequeños cambios en su rutina diaria pueden marcar la diferencia.

    Una encuesta del Centro Médico Beth Israel Deaconess (EEUU) concluye que los participantes que reportaron usar un teléfono inteligente mientras estaban en el baño tenían un mayor riesgo de hemorroides que quienes no lo usaban. Chethan Ramprasad, del Centro Médico Beth Israel Deaconess y sus colaboradores presentan estos hallazgos en un nuevo estudio publicado en la revista 'PLOS One'.

   Cada año en Estados Unidos, las hemorroides provocan casi 4 millones de visitas al médico o a urgencias, y más de 744 millones de euros en gastos sanitarios. Las hemorroides se producen por la inflamación de las venas en la zona anal o rectal y pueden causar dolor y sangrado. Diversos estudios han vinculado el uso de teléfonos inteligentes en el baño con un mayor riesgo de hemorroides.

   Sin embargo, pocos estudios han explorado si el uso de teléfonos inteligentes en el baño está realmente asociado con el riesgo de hemorroides.

46% MÁS DE RIESGO POR USAR EL MÓVIL EN EL BAÑO

Para aclararlo, Ramprasad y sus colaboradores realizaron un estudio con 125 adultos que se sometieron a una colonoscopia de detección. Los participantes respondieron preguntas de una encuesta en línea sobre su estilo de vida y hábitos higiénicos, y endoscopistas los evaluaron para detectar hemorroides.

   Entre todos los participantes, el 66% reportó usar teléfonos inteligentes en el baño, y tendían a ser más jóvenes que quienes no los usaban. Tras considerar estadísticamente otros factores que se cree que podrían estar relacionados con el riesgo de hemorroides, como los hábitos de ejercicio, la edad y el consumo de fibra, los investigadores descubrieron que los participantes que usaban un teléfono inteligente en el baño tenían un 46% más de riesgo de hemorroides que quienes no lo usaban.

   El tiempo que pasaban en el baño era significativamente mayor entre los usuarios de smartphones que entre quienes no los usaban; el 37% de los usuarios de smartphones pasaba más de 5 minutos seguidos en el inodoro, en comparación con tan solo el 7,1% de quienes no los usaban. Leer noticias y usar redes sociales fueron las actividades más comunes en el inodoro. Curiosamente, hacer fuerza al ir al baño no se asoció con un mayor riesgo de hemorroides, a diferencia de algunos estudios previos.

IMPLICACIONES PARA LA SALUD Y RECOMENDACIONES

   Sobre la base de los hallazgos, los investigadores sugieren que el uso de teléfonos inteligentes puede prolongar inadvertidamente el tiempo en el baño, aumentando potencialmente la presión en los tejidos anales, lo que luego puede provocar hemorroides.

   Este estudio podría ayudar a fundamentar las recomendaciones de los profesionales sanitarios a los pacientes. Investigaciones futuras también podrían ampliar estos hallazgos, por ejemplo, mediante el seguimiento de los pacientes a lo largo del tiempo y la exploración de intervenciones para limitar el uso prolongado del teléfono inteligente en el baño.

    "Usar un teléfono inteligente en el baño se asoció con un 46% más de probabilidades de tener hemorroides. Aún estamos descubriendo las múltiples maneras en que los teléfonos inteligentes y nuestro estilo de vida moderno afectan nuestra salud. Es posible que la forma y el lugar en que los usamos, como en el baño, puedan tener consecuencias imprevistas", señala Trisha Pasricha, autora principal del estudio.

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