Los cerebros de los recién nacidos no están subdesarrollados respecto a los de otros primates

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Publicado: martes, 5 diciembre 2023 7:19

MADRID, 5 Dic. (EUROPA PRESS) -

Los cerebros de los recién nacidos humanos, en contra de lo que se cree actualmente, no están significativamente menos desarrollados que los de otras especies de primates, sino que lo parecen porque gran parte del desarrollo cerebral se produce después del nacimiento, según un nuevo estudio dirigido por investigadores del University College de Londres (UCL), publicado en la revista 'Nature Ecology & Evolution'.

La investigación concluye que los humanos nacen con cerebros a un nivel de desarrollo típico de especies de primates similares, pero que los cerebros humanos crecen mucho más y son más complejos que los de otras especies después del nacimiento, lo que da la falsa impresión de que los recién nacidos humanos están subdesarrollados o son "altriciales".

La doctora Aida Gómez-Robles, del departamento de Antropología de la UCL y autora principal del estudio, resalta que "este nuevo trabajo cambia la comprensión general en torno a la evolución del desarrollo del cerebro humano. Los humanos parecen mucho más indefensos cuando son jóvenes en comparación con otros primates, no porque sus cerebros estén comparativamente subdesarrollados, sino porque aún les queda mucho por hacer", añade.

Una forma que tienen los científicos de comparar el desarrollo cerebral de las distintas especies es medir el tamaño de sus cerebros cuando son recién nacidos y cuando son adultos. Los humanos nacen con un porcentaje relativamente menor del tamaño de su cerebro adulto, en comparación con otros primates, por lo que parece que nacen menos desarrollados.

Sin embargo, esta nueva investigación demuestra que esta medida es engañosa, ya que otras mediciones del desarrollo del cerebro humano muestran que los humanos están en gran medida en línea con otras especies de primates como chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes.

La investigación pone en tela de juicio la idea predominante sobre el desarrollo evolutivo del cerebro humano. Hasta ahora, debido a su indefensión y escaso control muscular, se creía que los humanos nacían con cerebros comparativamente menos desarrollados que otros primates. Se pensaba que esto era el resultado de un compromiso evolutivo para que las cabezas de los bebés cupieran por el canal de parto de su madre, lo que les obligaría a desarrollarse más fuera del útero.

Basándose en esta idea, los científicos sugirieron que, dado que los humanos surgieron comparativamente subdesarrollados, sus cerebros son más maleables en el periodo más temprano de la vida y se ven más fácilmente afectados por los estímulos ambientales a medida que crecen. Se pensó que este subdesarrollo al nacer fomentaba una mayor plasticidad cerebral, facilitando en última instancia la inteligencia humana.

Sin embargo, los investigadores descubrieron que, aunque los cerebros humanos tardan más que los de otras especies en crecer a plena capacidad, no es porque estén mucho menos desarrollados al nacer, sino porque sus cerebros crecen mucho más a lo largo de la vida.

Los investigadores añaden que sus hallazgos no niegan la importancia de la plasticidad cerebral en la evolución humana, pero hacen improbable que esta mayor plasticidad sea el resultado de haber nacido menos desarrollados que otros primates.

Para comprender el desarrollo evolutivo del cerebro humano, los investigadores analizaron el desarrollo cerebral de 140 especies distintas de mamíferos, incluidos primates modernos, roedores y carnívoros, así como los fósiles de los primeros humanos y de homínidos ancestrales emparentados.

Compararon la duración de la gestación fetal en los mamíferos modernos, el tamaño relativo de los cerebros y cuerpos de los recién nacidos respecto a su tamaño adulto, y el tamaño total del cerebro de recién nacidos y adultos para comprender la evolución del cerebro humano.

Descubrieron que, aunque hay grandes variaciones en el desarrollo cerebral al nacer entre especies de mamíferos dispares, los primates son relativamente coherentes entre sí. Los humanos no nacen con niveles de desarrollo significativamente inferiores a los de los primates modernos ni a los de sus antepasados homínidos. Del mismo modo, el periodo de gestación humano no es más corto de lo que cabría esperar en comparación con otros primates.