El cerebro de los niños cambia con los juegos de mesa: aquí sus 7 beneficios y pautas para jugar de forma saludable

Archivo - Familia feliz divirtiéndose en casa, jugar. Jugando, juegs.
Archivo - Familia feliz divirtiéndose en casa, jugar. Jugando, juegs. - ND3000/ ISTOCK - Archivo
Actualizado: miércoles, 15 marzo 2023 7:28

   MADRID, 15 Mar. (EDIZIONES) -

   No jugamos hoy en día lo suficiente con nuestros hijos. Realmente lo que hacemos es proporcionarles herramientas para que ellos jueguen, creyendo que no somos parte importante del proceso, y ahí radica el error, según denuncia en una entrevista con Infosalus María Couso, pedagoga, maestra con máster en Psicopedagogía Clínica y Neuroeducación ('PlayFunLearning').

   Considera cierto esta experta que el ritmo de la sociedad nos lleva siempre a ir corriendo a todos lados y a veces no focalizamos sobre lo importante, el darles atención a nuestros pequeños, cuando eso es lo que ellos buscan y necesitan: "Muchas veces queremos cubrir esa necesidad con objetos, juguetes, videoconsolas, cuando más no es mejor, y se nos olvida que conformamos un papel fundamental dentro del proceso de desarrollo de nuestros pequeños".

   Insiste así María Couso en que no jugamos lo suficiente con ellos y en muchas familias cambian sus preferencias de juego y se opta por juegos autónomos, o por mucho consumo de videojuegos, por encima del tiempo de los juegos de mesa, y olvidamos que a lo mejor podemos facilitar ese proceso lúdico necesario para el desarrollo de los niños a partir del desarrollo de cualquier juego de mesa, como una oca o un parchís.

   "Todo su desarrollo cognitivo coge como base el apego que establezcamos con nuestros hijos", apostilla durante una entrevista con Infosalus con motivo de la reciente publicación de 'Cerebro, infancia y juego. Cómo los juegos de mesa cambian el cerebro' (Destino).

BONDADES DE LOS JUEGOS DE MESA

   Con ello, cuestionamos a una de las mayores divulgadoras del país sobre la importancia de los juegos de mesa para el desarrollo de los menores y sobre cómo estos son capaces de cambiar el cerebro de los pequeños.

   Sostiene que el juego de mesa es una herramienta que nos permite cambiar las formas de procesar las cosas, teniendo en cuenta que el cerebro está en un constante cambio y la neuroplasticidad de este. "El juego es un mecanismo de aprendizaje holístico que nace de la curiosidad más primaria, y por eso es una herramienta que hay que tener a disposición en casa o en los colegios, en lugares donde hay niños", remarca Couso. Precisamente, en este manual que acaba de publicar hace hincapié sobre la importancia de los juegos de mesa para el desarrollo de nuestros hijos y le pedimos que enumere las principales bondades de estos:

   1.- Permite el desarrollo global del individuo porque, de un lado, estamos compartiendo un mismo espacio personal, interaccionamos, a nivel de percepción sensorial estamos haciendo un 'input' para que ese desarrollo surja; de hecho, cuando tienes que coger una pieza de un juego o establecer una dinámica en turnos interaccionas con otros, y con los elementos del entorno; por tanto, a nivel de percepción sensorial se entra de lleno en su desarrollo.

   2.- En habilidades emocionales compartimos un tiempo lúdico, de entremetimiento donde las emociones tienen que ser agradables, estamos vehiculando a través de esa dinámica lúdica una emoción agradable, liberamos serotonina que nos hace sentirnos bien, y nos permite esa vinculación con quienes jugamos asiduamente.

   3.- Trabajamos habilidades lingüísticas porque leemos instrucciones, o en quienes no saben leer todavía comprender el mensaje que otro adulto me transmite respecto a la dinámica de ese juego de mesa; asimismo tenemos que comunicarnos entre nosotros, y debemos respetar turnos de palabra.

   4.- A nivel de competencia matemática todos los juegos implican un conteo, ya sea las piezas que tengo en la mano, o los puntos que de alguna manera se van ganando a través de la partida, incluso a nivel de rondas ( en qué ronda estamos, cuántas rondas tiene el juego), así ya trabajamos esa competencia matemática.

   5.- A nivel de funcionamiento ejecutivo, en el cerebro tenemos el área prefrontal, encargada de las funciones ejecutivas, es decir, aquellas establecidas para trabajar a lo largo del día y gestionando todas nuestras acciones, e incluso acumulando datos que necesitamos para hacer determinadas actividades; entonces, esas funciones ejecutivas se trabajan en los juegos de mesa porque yo tengo que tener constantemente presente 'qué es lo que tengo que hacer durante mi turno', 'cuál es el objetivo del juego', o saber en qué estado de juego están el resto de jugadores.

   6.- Implica la flexibilidad cognitiva, una función ejecutiva que se debe trabajar con los niños porque por naturaleza estos son más rígidos que los adultos y lleva al aprendizaje de la frustración, porque no siempre voy a ganar, por lo que se trabaja también esa mecánica a nivel de habilidad social, sobre cómo gestiono mis emociones para con los otros.

   7.- También control de impulsos y los niños no tienen buen control inhibitorio, y hay muchos juegos que, por estrategia o por velocidad, tienes que pensarte mucho si la respuesta que das a un determinado estímulo es adecuada porque, de no serlo, el propio juego te va a penalizar y te invita a la reflexión.

   Con todo ello, y coincidiendo con la Semana Mundial del Cerebro, Couso resalta que los juegos de mesa permiten ejercitar esa zona prefrontal, donde se desarrollan esas funciones ejecutivas que, según todas las investigaciones científicas, tiene un desarrollo a término sobre los 25 años: "Esto no significa que los niños pequeños no tengan funciones ejecutivas, pero hacen como la función de becario, donde sacan fotocopias y nadie les presta atención, y por eso es importante comenzar de forma original a entrenar este funcionamiento ejecutivo".

CUÁNDO OFRECERLES JUEGOS DE MESA

   Preguntada sobre la edad adecuada en la que empezar a jugar con ellos a juegos de mesa, Couso indica que dependerá del niño y reconoce que los juegos de mesa comerciales nos ofrecen sus propuestas a partir de los dos años, donde podríamos empezar a crear esquemas mentales y estableciendo determinadas rutinas saludables o qué pasos vamos a dar en el proceso del juego.

   Por otro lado, advierte de que hay muchos niños que rechazan frontalmente el juego de mesa, por lo que aconseja a los padres que no se trata de forzar, sino de invitar, y hay niños que sienten llamadas de atención de los juegos de mesa a partir de los 3-4, mientras que otros no tienen ese deseo hasta los 6-7. "Hay que respetarlo, y simplemente acompañarlo", añade.

¿Hay que fiarse siempre de la edad que pone en la caja? Esta pedagoga subraya que no: "Muchas editoriales se sirven de determinadas escalas de neurodesarrollo para saber en qué fase puedo introducir un juego de memoria. A partir de los 4-5 años es cuando se introducen los juegos tipo 'memory', y para juegos que necesitan un nivel de abstracción más alto la edad viene recomendada a partir de 8. Pero esto no quita para que nosotros, como familia, seamos los que mejor conocemos a nuestros niños y por eso es tan importante dar opciones a nuestros hijos. Con ello vas a facilitar que el niño se conozca también a sí mismo respecto a sus debilidades o fortalezas, y muestre interés frente a unos juegos determinados".

   Por tanto, insiste en que la edad que ponen en las cajas de los juegos de mesa es una recomendación que no hay que seguir a rajatabla, porque también siempre puedes adaptar los juegos a las necesidades de los niños.

   Sobre los mejores juegos de mesa en este sentido, María Couso ve complejo hacer una recomendación porque, según subraya, hay múltiples variables en cuenta, como los rangos de edad del menor, sus intereses o capacidades, por ejemplo. "Si ofreces un juego en el que se aburra lo rechazará, pero si se establece un reto para el menor les generará mucha ansiedad al no poder alcanzar el objetivo. A muchos les gustan las cartas, mientras a otros los dados, o escribir algo en el papel. Más que existan juegos idóneos es conocer al menor para aconsejarle el que más le convenga".

PAUTAS PARA JUGAR CON ELLOS: ¿LES DEJAMOS GANAR?

   El problema en muchos casos es que los niños se cansan pronto de jugar a un juego de mesa, tal y como reconoce esta pedagoga, por lo que pide tener claro el que se deben respetar sus tiempos de atención, que son muy bajos (en torno a 3-5 minutos de atención sostenida) y no forzarles ante ese alto esfuerzo cognitivo. "Ellos marcan los tiempos, pero nosotros también podemos adaptar los juegos, y tener en cuenta que a los menores de cinco años y medio no les gusta nada la incertidumbre, y los adultos funcionan mucho en base a incertidumbre, nos gusta no saber qué va a pasar. Por eso, cuando juegan un rato con un juego de mesa, y hacen un esfuerzo cognitivo bastante importante y se ven perdedores rechazan el juego", agrega.

   En estos casos, recomienda ofrecer juegos cooperativos de un inicio para entender que a veces todos ganamos y perdemos, y progresivamente introducir los juegos de competición.

   ¿Es mejor jugar en familia o que lo hagan en solitario? Couso cree que son buenas todas las tipologías, en solitario o en familia, "hay momentos para todo", y será saludable que jueguen en solitario, pero en el caso de solicitar la ayuda que sean ellos los que vengan a buscarnos. "Va a haber otros momentos donde será saludable ese juego y dinámica familiar y permitirá unir lazos familiares con sus formas de juego y diferencias. Por tanto, tanto el juego en solitario y familiar deberían ser complementarios y no excluyentes", sostiene.

¿Ayudarles o dejarles ganar? Somos las familias las que debemos medirlo, según defiende esta experta: "También es adecuado a veces dejarles ganar, porque desconocen nuestras habilidades, no saben que podemos más que ellos, y para ellos es una especie de recompensa el ser ganadores, y ven merecido su esfuerzo cognitivo. Eso sí, lo importante en todo esto es mantener un equilibrio, momentos en el que te deje ganar, y otros en los que ganes, porque lo que queremos buscar es que el juego sea una herramienta de aprendizaje, pero ellos juegan porque se lo pasan bien y no ven que aprenden. Depende del objetivo que persigamos usaremos una estrategia u otra".