MADRID, 14 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW, por sus siglas en inglés), en Sidney, Australia, han respondido a la pregunta de hace mucho tiempo sobre cómo el cerebro equilibra lo que oye a través de los oídos, una capacidad que es esencial para la localización del sonido, la audición en condiciones de ruido y la protección contra el daño por el ruido. Este estudio realizado en animales y publicado este martes en 'Nature Communications' también proporciona una nueva visión de la pérdida de audición y es probable que mejore los implantes cocleares y los audífonos.
REFLEJO 'OLIVOCOCLEAR' EN LOS OÍDOS
El profesor de la UNSW Gary Housley, autor principal del trabajo de investigación, relata que su equipo trató de comprender el proceso biológico detrás del reflejo de control de la audición 'olivococlear'. "El balance de la audición entre las orejas y cómo discriminar entre sonidos frente a ruido depende de este reflejo neural que vincula la cóclea de cada oído con el centro de control auditivo del cerebro", explica el profesor Housley.
"Hasta ahora no entendíamos totalmente qué impulsa el reflejo olivococlear. Nuestra audición es tan sensible que podemos oír caer un alfiler y eso se debe a un 'amplificador coclear' en nuestro oído interno. Esto se deriva de las células ciliadas externas de la cóclea que amplifican las vibraciones del sonido -detalla--. Cuando la intensidad del sonido aumenta, el reflejo olivococlear rechaza el amplificador coclear para equilibrar dinámicamente la entrada por cada oído para la audición óptima, la localización del sonido y proteger la audición".
El estudio encontró que las células ciliadas externas de la cóclea, que amplifican las vibraciones del sonido, también proporcionan la señal sensorial al cerebro para su control por realimentación dinámica de esta amplificación de sonido, a través de un pequeño grupo de fibras del nervio auditivo de la función previamente desconocida.
En los ratones que carecen de esta fibra de conexión sensorial a las células ciliadas externas cocleares, un sonido fuerte en un oído no tuvo efecto en la sensibilidad auditiva del otro oído. En los roedores control normales, esto produjo una supresión casi instantánea de la audición.
Del mismo modo, el reflejo olivococlear normalmente causa una rápida reducción de la audición en el oído al recibir un aumento en el sonido. Esta audición adaptada también estuvo ausente en los animales que carecen de la conexión de fibra sensorial.
PERDIDA DE AUDICIÓN CON LOS AÑOS
Los investigadores especulan que parte de la pérdida de audición que los seres humanos experimentan a medida que envejecen puede estar relacionada con la ruptura gradual de esta fibra de conexión sensorial con las células ciliadas externas.
"Una de las principales limitaciones de los audífonos y los implantes cocleares es su incapacidad para funcionar conjuntamente y respaldar una buena audición en condiciones de ruido", recuerda Housley. "El objetivo final es que los implantes cocleares en ambos oídos puedan comunicarse entre sí de manera que el cerebro pueda recibir el paisaje sonoro de la manera más exacta posible. Esta investigación nos ayudará a acercarnos a ese objetivo", augura.