MADRID 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
Cerca del 8,1 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 34 años tiene riesgo de convertirse en adictos a las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), según se desprende del estudio 'De la impulsividad a la dependencia: Adicciones a las nuevas tecnologías', dirigido por el presidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), el doctor Salvador Ros.
"El perfil de la persona adicta a estas nuevas tecnologías suele ser una persona joven, urbana, con conocimiento de inglés y manejo habitual de ordenadores, de profesión liberal y de clase media-alta", precisa este experto.
Hasta la fecha, cerca del tres por ciento de los jóvenes comprendidos entre estas edades es adicto a las TIC, según el estudio, lo que hace que los expertos alerten de que este fenómeno puede llegar a afectar al desarrollo y a la salud mental de los adolescentes y que puede generar una gran demanda sanitaria, si no es detectado a tiempo.
En este sentido, los psiquiatras aconsejan que, si el menor tiene un bajo rendimiento o fracaso escolar, irritabilidad, pérdida de interés por actividades que realizaba previamente, trastornos del sueño o distanciamiento de la familia o amigos, puede esconderse un caso de adicción a las TIC.
"Niños o adolescentes que dejan de comer con la familia o, si lo están, se pasan todo el tiempo jugando deben alertarnos y hacernos pensar en la posibilidad de un cuadro de adicción", argumenta el psiquiatra Alfonso Sanz Cid.
Este experto pone el acento en que "a diferencia de lo que sucede con otros hábitos de abuso, como el alcohol o las drogas, no se le está dando la importancia debida". De esta manera, considera que la sociedad aún no es consciente del "grave riesgo" que implica esta dependencia.
"El problema es que este tipo de trastorno no produce un deterioro físico, lo que hace que solo se acuda al médico en situaciones extremas, cuando los jóvenes han desarrollado conductas muy perturbadas donde la adicción es ya solo un elemento más dentro de un cuadro de más gravedad", argumenta.
Por su parte, la psiquiatra Laura Fernando, subraya la importancia de una detección temprana y del tratamiento emocional precoz de este tipo de dependencia. "Corremos el riesgo de que jóvenes que no han sabido madurar y adaptarse a las situaciones que se han ido produciendo en su vida debido a su aislamiento, tampoco lo hagan cuando lleguen a la edad adulta y, por tanto, no sean capaces de asumir responsabilidades", sostiene.