Las causas principales de la fibromialgia son procesos tóxico-alimentarios e infecciones virales crónicas

Actualizado: martes, 7 octubre 2014 1:12

MADRID 10 Mar. (EUROPA PRESS) -

La intolerancia a la lactosa, las infecciones crónicas por el virus Epstein Bar y las amalgamas metálicas (plata y mercurio) ocasionan la mayoría de los casos de fibromialgia, según explica el doctor José Rodríguez Moyano en su libro 'Manual de Fibromialgia. Nuevas aportaciones', fruto de la investigación y su experiencia con estos pacientes.

El libro recoge que los síntomas varían según la causa. Así, cuando el origen es la intolerancia a la lactosa suelen padecer diarrea, meteorismo, cefaleas, cansancio, etc. Sin embargo, "si el síndrome está motivado por infecciones bacterianas o virales también suelen sufrir faringitis crónica, dolores cervicales y febrícula", afirma.

Las infecciones crónicas constituyen una causa frecuente de fibromialgia, según cuenta el doctor Rodríguez Moyano en su libro. Se trata de una hipótesis que se ha comprobado en diversas investigaciones. Entre ellas, un estudio publicado en 2012 en 'Pain Research Treatment' que señala que "las infecciones parecen ser capaces de inducir la fibromialgia incluso si no hay una relación causal documentada. En particular virus como los de la hepatitis C, VIH, Coxsackie B, y Parvovirus, y bacterias como la Borrelia podrían estar involucradas".

Otro motivo frecuente de fibromialgia, es la intolerancia o sensibilidad alimentaria. De hecho la Sociedad Andaluza para el Estudio de las Enfermedades por Alimentos (SAEIA) ya ha demostrado en un estudio que la intolerancia a los alimentos, en particular a la lactosa, ocasionaba fibromialgia.

El alimento con más intolerancia fue el grupo de las proteínas lácteas, seguido de la harina de trigo, el huevo, algunas carnes y pescados, concluía esta sociedad científica. "La intolerancia a la lactosa puede comprobarse con un simple test", resalta el doctor Rodríguez Moyano, quien recomienda la retirada de los lácteos de la dieta y una terapia de detoxificación consiguen mejorar los síntomas en poco tiempo, añade.

Por otro lado, la acumulación en el organismo de mercurio procedente de las amalgamas dentales es otra posible causa de fibromialgia apuntada en el manual. "Cuando las amalgamas de plata-mercurio (metálicas) tienen más de diez años y el proceso de aleación ha sido incorrecto la toxicidad puede acabar provocando el síndrome fibromiálgico en algunos pacientes", señala el doctor Rodríguez Moyano. En estos casos se recomienda su sustitución por cerámicas cumpliendo las estrictas recomendaciones de seguridad y la detoxificación a través de medicina biorreguladora.

Finalmente, destaca que la ingesta de alimentos y contacto con herbicidas, pesticidas, también pueden desencadenar la aparición del síndrome, comenta este experto. "Se piensa en un síndrome fibromiálgico por intoxicación de organofosforados cuando el enfermo trabaja por ejemplo en el cultivo bajo plásticos, donde se utilizan frecuentemente plaguicidas", señala, "aunque es necesario realizar análisis clínicos para determinarlo", afirma.

Respecto a los tratamientos, estos pacientes deben recurrir como primera elección de tratamiento a la medicina manual (osteopatía) y medicina biorreguladora. La medicina manual a través de la manipulación vertebral y la movilidad articular, entre otros factores, "mejora la rigidez articular y puntos dolorosos"; mientras que la medicina biorreguladora facilita la eliminación de toxinas causantes del síndrome, restablece el sistema inmunitario y la regresión de la enfermedad, destaca. Los medicamentos biorreguladores utilizan principios activos naturales en microdosis que favorecen los mecanismos de recuperación del organismo.

El libro, del que se publica su tercera edición online por 'www.bubok.es' incluye los últimos estudios sobre el origen y síntomas de este síndrome que padecen unos 900.000 españoles, y que se caracteriza por dolores articulares, musculares y tendinosos generalizados, cansancio, fatiga, rigidez matutina, cefaleas, mareos y trastornos en la región genitourinaria, intestinal y faríngea. La persistencia de estos síntomas durante años y el retraso en su diagnóstico pueden desencadenar frecuentes crisis de ansiedad y depresión.

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