BARCELONA 16 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Plataforma Drogológica, que aglutina a usuarios de drogas de Cataluña, han reivindicado este miércoles más recursos para la reducción de daños, y que los recortes anunciados en la partida de sanidad pasen de largo de los servicios relacionados con las salas de venupunción, conocidas popularmente como 'narcosalas'.
Los servicios de reducción de daños se centran en la adecuación de salas de consumo higiénico --en Barcelona hay cinco, contando un autobús en la Zona Franca--, programas de intercambio de jeringuillas y centros de acogida, entre otros.
El representante de la plataforma y consumidor de drogas Satxa Rosselló ha negado que los citados servicios fomenten el consumo y la criminalidad, y ha defendido que sirven para acompañar al usuario en el cuidado de su salud durante el periodo de consumo, informándole de los diferentes programas existentes, como recomienda ONU-Sida y la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha apostillado.
Junto con otro representante y consumidor, Pere Martínez, y el trabajador de la Asociación Reus som Útils (Arsu) Toni Llor, Rosselló ha criticado la estigmatización que sufre este colectivo, contra el que se levantan asociaciones de vecinos.
En este punto, han lamentado la oposición vecinal en la zona de Trinitat de Barcelona --que cuenta con un plan para colocar puntos de atención en todos los distritos de la ciudad--, donde por motivos "no claros" las máquinas de distribución de 'kits' higiénicos han sido destruidas, han lamentado.
"Se generan temores comprensibles, pero infundados según demuestra la realidad", han recalcado los representantes, que han tendido la mano de la plataforma para colaborar en la mediación con los vecinos contrarios a la instalación de estos servicios, como ha sucedido en Ciutat Vella y Vall d'Hebron.
A su juicio, "debería haber más recursos de este tipo en todos los barrios, porque así se evitarían puntos calientes en un solo punto de la ciudad", han asegurado.
A su vez, han reclamado más servicios de este tipo en toda Cataluña, constatando una especial carencia de ellos en la ciudad de Girona, donde los drogadictos deben hacer 90 kilómetros para conseguir su medicamento.