MADRID, 13 Nov. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Escuela de Medicina Icahn (Estados Unidos), que investigan la disnea en pacientes con fatiga crónica han descubierto que, si son muy propensos a experimentar disnea, podría deberse a la disautonomía, un control anormal de la inervación de los vasos sanguíneos y los músculos. Los tratamientos dirigidos a estos problemas respiratorios podrían aliviar los síntomas de los pacientes.
"Casi la mitad de los pacientes con fatiga crónica que participaron en nuestro estudio presentaban algún trastorno respiratorio, un problema totalmente subestimado que probablemente contribuye a agravar los síntomas", narra el doctor Benjamin Natelson, de la Escuela de Medicina Icahn, autor principal del artículo publicado en 'Frontiers in Medicine'. "La identificación de estas anomalías permitirá a los investigadores desarrollar nuevas estrategias de tratamiento, con el objetivo final de reducir los síntomas".
ESTUDIO EN 57 PACIENTES
Los científicos reclutaron a 57 pacientes diagnosticados con síndrome de fatiga crónica y a 25 participantes de control cuyas edades y niveles de actividad coincidían con los del grupo con fatiga crónica. Ambos grupos participaron en pruebas de esfuerzo cardiopulmonar durante dos días.
Los científicos midieron su frecuencia cardíaca y presión arterial, la eficacia de la oxigenación, la saturación de oxígeno en sangre y el esfuerzo respiratorio necesario para obtener suficiente oxígeno. También registraron la frecuencia y los patrones respiratorios de los participantes para identificar la hiperventilación y la respiración disfuncional.
RESPIRACIÓN DISFUNCIONAL
La respiración disfuncional suele asociarse con el asma, pero puede tener muchas causas diferentes. Entre sus características se incluyen suspiros profundos durante la respiración normal, respiración demasiado rápida, espiración forzada desde el abdomen, respiración torácica sin usar el diafragma (lo que impide que los pulmones se llenen por completo) y pérdida de sincronía entre el tórax y el abdomen, de modo que los músculos respiratorios no trabajan de forma coordinada.
"Aunque conocemos los síntomas que produce la hiperventilación, aún no sabemos con certeza qué síntomas pueden agravarse con la disnea", matiza la doctora Donna Mancini, de la Escuela de Medicina Icahn, primera autora del artículo. "Pero estamos seguros de que los pacientes pueden presentar disnea sin ser conscientes de ello. La disnea puede ocurrir incluso en reposo".
Los científicos descubrieron que los participantes con fatiga crónica absorbían aproximadamente la misma cantidad de oxígeno al respirar que los participantes del grupo de control; sus valores máximos de VO2 eran similares. Sin embargo, el 71% de los participantes con fatiga crónica experimentaron problemas respiratorios: hiperventilación, respiración disfuncional o ambas.
Se observó que casi la mitad de los participantes con fatiga crónica respiraban de forma irregular durante la prueba, en comparación con solo cuatro de los participantes del grupo de control. Un tercio de los pacientes con fatiga crónica hiperventilaron, en comparación con solo un participante del grupo de control. Nueve pacientes con fatiga crónica presentaron respiración disfuncional e hiperventilación. Ninguno de los participantes del grupo de control presentó esta combinación de problemas respiratorios.
Tanto la respiración disfuncional como la hiperventilación pueden causar síntomas similares a la fatiga crónica, como mareos, dificultad para concentrarse, falta de aire y agotamiento. La combinación de ambas puede provocar palpitaciones, dolor en el pecho, fatiga y, como era de esperar, ansiedad. Estos problemas respiratorios, según sugieren los científicos, podrían estar exacerbando los síntomas de la fatiga crónica o incluso contribuyendo directamente al malestar posterior al esfuerzo.
"Es posible que la disautonomía desencadene una respiración más rápida e irregular", aporta Mancini. "Es bien sabido que los pacientes con síndrome de fatiga crónica suelen presentar disautonomía en forma de intolerancia ortostática, lo que significa que se sienten peor al estar de pie y sin moverse. Esto aumenta la frecuencia cardíaca y provoca hiperventilación".
Esto podría significar que tratar la respiración disfuncional aliviaría los síntomas de algunos pacientes. Los científicos tienen previsto dar seguimiento a esta investigación para comprender mejor la interacción entre la respiración disfuncional y la hiperventilación. Si bien se requiere más investigación antes de que se puedan implementar tratamientos, ya cuentan con ideas para posibles terapias que podrían mejorar la función respiratoria.
"Los ejercicios de respiración mediante el yoga podrían ser útiles, al igual que el acondicionamiento físico suave donde el control de la respiración es importante, como en la natación", sugiere Natelson. "O la biorretroalimentación, con evaluación de la respiración mientras se fomenta una respiración suave y continua. Si un paciente presenta hiperventilación, esto se puede detectar mediante un dispositivo que mide el CO2 exhalado. Si este valor es bajo, el paciente puede intentar reducir la profundidad de la respiración para elevarlo a valores más normales".