MADRID, 11 Ago. (EUROPA PRESS) -
La eyaculación precoz es una enfermedad que afectará al 43 por cierto de los españoles en algún momento de su vida, a pesar de que solo el 38 por ciento piensa que debería consultarse al médico en estos casos, según el Estudio Demográfico Español sobre la Eyaculación Precoz realizado por la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva.
"En algunos casos se asocia la eyaculación precoz a la disfunción eréctil, retroalimentándose y agravándose mutuamente y afectando al mismo tiempo al deseo sexual; hay también casos de prostatitis crónica que mejoran con tratamiento antibiótico y de hipertiroidismo que igualmente mejoran con el tratamiento de la tiroides", ha explicado la sexóloga del Hospital Vithas Nisa Virgen del Consuelo, Aina Miralles.
Así, esta patología puede provocar que el hombre decida evitar las relaciones sexuales, sin embargo, esto podría complicarla, pues es una enfermedad que ni se cura ni desaparece con la frecuencia sexual, según la doctora Miralles.
Además, la eyaculación precoz afecta al aspecto psicológico, porque puede hacer que el hombre presente problemas de autoestima, autoconfianza sexual, insatisfacción sexual general, ansiedad anticipatoria y de desempeño (ansiedad por mantener la erección todo el tiempo que se quiera o el tiempo suficiente para satisfacer a la pareja), pasando por conflictos con la pareja.
Por ello, la especialista ha recalcado que el primer paso para solucionar este problema es acudir a la consulta del urólogo, para así descartar cualquier patología orgánica o, de existir, pautar el tratamiento adecuado. "Si se entiende que estamos ante un problema psicológico, se recomienda acudir a un profesional de la sexología formado y capacitado para trabajar sobre la formación y el agravamiento de los síntomas a través de una terapia sexual, y la búsqueda de una solución a estos", ha señalado.
CUATRO TIPOS
La doctora Miralles ha destacado que existen cuatro tipos de eyaculación precoz: el primero corresponde a aquellos sujetos que la padecen desde el inicio de sus relaciones sexuales e independientemente de quién sea su pareja, siendo la duración de las relaciones coitales inferior al minuto. Se estima que se debe a causas neurobiológicas y los afectados responden bien a tratamientos farmacológicos y terapias mixtas.
El segundo incluye a sujetos que anteriormente tuvieron relaciones sexuales con control eyaculatorio y que repentinamente dejan de tenerlo. Puede deberse a causas bien médicas, como la prostatitis, el tiroidismo, o la disfunción eréctil; bien de tipo psicológicas originadas por problemas familiares, nuevas parejas, situaciones vitales múltiples, etc. Este problema puede solventarse fácilmente mediante terapias sexuales y farmacológicas.
En el tercer grupo se encuentran aquellos sujetos que ocasionalmente dejan de tener control de su reflejo eyaculatorio, y suele no ser necesario ningún tipo de ayuda. Y por último, los sujetos que a pesar de tener un control eyaculatorio en la media, sienten que podrían tener un desempeño mejor.
En cuanto al tratamiento, el "más eficaz" es aquel que se conoce como 'mixto', que incluye terapia sexual y tratamiento farmacológico, con el cual se obtienen "mejores" resultados a largo plazo, y que otorga "mayor peso" a la terapia sexual en el caso de pacientes jóvenes y con poca experiencia sexual, al contrario de lo que ocurre en el caso de pacientes con eyaculación precoz primaria, en los que habría que dar prioridad al tratamiento farmacológico.
En ambos casos, la terapia sexual sirve para aprender a controlar la eyaculación, aumentar la autoconfianza y reducir la ansiedad.