MADRID 29 Abr. (EUROPA PRESS) -
Casi el 50 por ciento de los pacientes con asma sufre innecesariamente a pesar de estar en tratamiento porque no tiene un buen control de su enfermedad, lo que provoca un empeoramiento de los síntomas y un aumento de las crisis repentinas, hospitalizaciones o incluso la muerte.
Así lo ha revelado una encuesta europea presentada en 2009 y que se ha recuperado con motivo del Día Mundial del Asma, que se celebra el próximo martes bajo el lema 'Puedes Controlar Tu Asma'. Una enfermedad crónica que afecta a 300 millones de personas en el mundo y produce 12.000 hospitalizaciones al día en Europa occidental.
A pesar de ello, existe la percepción de que es una enfermedad que no requiere una atención especial porque se acepta como "adecuado" el actual manejo de la misma. Una situación que contribuye a que los pacientes se conformen con que su asma no esté controlado de manera tan óptima cómo es posible.
Así, cerca del 90 por ciento de las personas asmáticas acepta padecer síntomas como parte "normal" de su situación cuando con el tratamiento y seguimiento correctos es posible el control del asma en la mayoría de los pacientes. Tal y como se cita en la web del día mundial de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), "el 95 por ciento de los asmáticos llevan una vida normal cuando realizan un tratamiento adecuado".
Existen varios signos que alertan de que el asma no está controlado, como síntomas persistentes durante el día y la noche (ahogo, pitos, opresión torácica, tos, secreción bronquial), despertares nocturnos, incapacidad para realizar actividades cotidianas, necesidad de recurrir a medicación de rescate más de dos veces a la semana y crisis que requieran hospitalización, entre otros.
En este sentido, los estudios ponen de manifiesto que el 63 por ciento de los pacientes con un inadecuado control del asma se despiertan, al menos, una vez a la semana en comparación con el 5 por ciento de los correctamente controlados. Además, visitan al médico con el doble de frecuencia y se ven limitados en su vida social, práctica deportiva e incluso ven mermada su capacidad para realizar sus tareas diarias.
Controlar todas las manifestaciones de esta enfermedad es, por tanto, uno de los objetivos pendientes para que el paciente asmático pueda llevar una vida normal. Para ello es necesario realizar evaluaciones regulares del control del asma, como mínimo dos o tres veces al año, de modo que se garantice el mejor tratamiento.