MADRID 2 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los científicos del Instituto de Inmunología de La Jolla (LJI), en Estados Unidos, han publicado el primer análisis profundo de la memoria de las células inmunitarias en las vías respiratorias superiores de voluntarios adultos. Entre estas células inmunitarias, el investigador detectó células de memoria "residentes en el tejido", que están listas para defender las vías respiratorias del SARS-CoV-2 y otras enfermedades respiratorias.
"Finalmente pudimos observar más de cerca la anatomía de la infección: qué sucede cuando un virus infecta los tejidos de las vías respiratorias superiores", comenta el instructor del LJI Sydney Ramirez quien fue el primer autor de este nuevo estudio publicado en 'Nature'.
Los investigadores también observaron por primera vez cómo las células inmunitarias que residen en los conductos nasales trabajan junto con las células inmunitarias que circulan en el torrente sanguíneo. Ambos tipos de células inmunitarias parecen ser esenciales para combatir las infecciones de las vías respiratorias superiores y generar inmunidad a largo plazo contra patógenos específicos.
"Hemos descubierto que en realidad hay mucha memoria inmunológica físicamente presente en las vías respiratorias superiores. Eso significa que no necesariamente hay que esperar a que las células inmunitarias de otras partes del cuerpo encuentren la manera de llegar a las vías respiratorias superiores para combatir una infección", afirma el profesor y director científico del LJI, el doctor Shane Crotty , autor principal del nuevo estudio.
Los científicos afirman que estos hallazgos pueden conducir a mejores vacunas para reforzar la protección inmunitaria. "Este descubrimiento nos ayuda a comprender la inmunidad a los patógenos y, con suerte, nos ayudará a desarrollar nuevas vacunas contra los virus que infectan las vías respiratorias", incide Crotty.
Los investigadores descubrieron que las células inmunes, como las células T y las células B, entran en acción en respuesta a la vacunación o infección por SARS-CoV-2. Midieron una gran variedad de células T y células B, que tienen diversas funciones en la inmunidad y la inflamación.
Los investigadores también descubrieron que las vías respiratorias albergan poblaciones de células inmunitarias de memoria específicas de los virus, entre ellas las células T de memoria residentes en los tejidos, las células B de memoria y las células productoras de anticuerpos. Las células B de memoria pueden activarse para producir potentes anticuerpos antivirales y antibacterianos que protegen la nariz y la garganta de las infecciones.
Ramírez considera que el descubrimiento de estas células inmunitarias de larga duración es "realmente sorprendente". Estas células inmunitarias especializadas "residentes en los tejidos" se adaptaron para sobrevivir en las vías respiratorias superiores y permanecieron en ellas durante al menos seis meses.
Los científicos también descubrieron que las adenoides se volvían más activas en respuesta a la infección. Las adenoides son un tejido centinela único del sistema inmunológico que se encuentra en la parte posterior de los conductos nasales, justo encima de la parte superior de la garganta. Son el hogar de los centros germinales, que producen células B que combaten enfermedades y producen anticuerpos.
Se sabe que las adenoides se encogen en la edad adulta. "Muchos investigadores médicos supusieron que, al llegar a cierta edad, las amígdalas y las adenoides desaparecen", explica Ramírez. Pero el nuevo estudio muestra que incluso los participantes de mayor edad tenían células que luchan contra los patógenos en el tejido adenoideo. Estas células B del "centro germinal" fueron especialmente entrenadas para combatir virus específicos, como el SARS-CoV-2. Los investigadores también encontraron células inmunes llamadas células T auxiliares foliculares, que envían señales importantes a las células B en los centros germinales.
Muchas enfermedades se instalan en el organismo infectando primero las vías respiratorias superiores. Sin embargo, hasta ahora ha sido sorprendentemente difícil recolectar estas células, y los investigadores que las toman a menudo encuentran que están demasiado degradadas para analizarlas. La velocidad también fue clave para el éxito. Los investigadores descubrieron que podían evitar la pérdida y degradación de células si procesaban las muestras el mismo día y no congelaban las células.
En el futuro, los investigadores del LJI están interesados en estudiar cómo cambian las poblaciones de células inmunitarias en las vías respiratorias en respuesta a las vacunas intranasales, como la vacuna contra la gripe FluMist, que se aplica en forma de aerosol en la nariz. También siguen tomando muestras de algunos voluntarios del estudio para hacer un seguimiento de cuánto tiempo se mantienen estables sus poblaciones de células inmunitarias, incluidas las útiles células B y T de memoria. López dice que la técnica de hisopado y el método de análisis también pueden resultar