La capacidad física de los niños ha disminuido en los últimos 20 años

Niños practicando deporte con los padres
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Actualizado: miércoles, 23 mayo 2018 7:45

   MADRID, 23 May. (EUROPA PRESS) -

   Incluso los niños de peso saludable tienen menos aptitud física en los últimos 20 años, según una nueva investigación presentada en el Congreso Europeo de Obesidad (ECO, por sus siglas en inglés), que se celebra hasta el sábado en Viena, Austria. El estudio, que evaluó la capacidad aeróbica de niños de 11 años normales y obesos de Málaga en 1996 y nuevamente en 2016, destaca la necesidad de un cambio de enfoque hacia la condición física de los niños y lejos de la cuestión del peso.

   Cuanto menos eficiente es el corazón, más tiene que latir por minuto para bombear sangre alrededor del cuerpo. La recuperación de la frecuencia cardiaca --la velocidad a la que la frecuencia cardiaca vuelve a la normalidad después del ejercicio-- es un indicador de la buena forma física y el riesgo de enfermedades cardiovasculares como enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular.

   Las personas en mejor estado cardiovascular tienden a presentar frecuencias cardiacas más bajas durante el ejercicio máximo y vuelven a su frecuencia cardiaca en reposo más rápidamente después de la actividad física. Un estudio reciente mostró que los niños con un índice de masa corporal (IMC) más alto registran una recuperación más lenta de la frecuencia cardiaca, lo que sugiere un posible vínculo entre el peso corporal saludable y la recuperación más rápida de la frecuencia cardiaca.

   Para investigar esto, el profesor José Carlos Fernández García, de la Universidad de Málaga, y colegas reclutaron a niños de 11 años de escuelas en Málaga: 132 niños con peso saludable y 72 niños obesos en 1996, y 213 niños con peso normal y 139 niños obesos en 2016 para comparar la aptitud aeróbica con el tiempo. Los chicos llevaron un monitor de frecuencia cardiaca durante una prueba de estado físico (prueba de pitidos), requiriéndoles correr 20 metros entre dos puntos hasta que ya no pudieron hacerlo antes de que sonara el pitido.

   Se registraron los latidos de pulso por minuto (BMP) al final de la prueba y cada minuto tras la recuperación. Los resultados mostraron que los niños de peso saludable en 2016 estaban marcadamente menos en forma que sus predecesores en 1996, con un promedio (media) de idas y venidas de 5,1 en 1996 y 4,8 en 2016. En contraste, en más de 20 años no se observaron diferencias significativas en la prueba de carrera en niños obesos (4,2 frente a 4,1).

MENOR EFICACIA CARDIACA Y RECUPERACIÓN DE LA FRECUENCIA CARDIACA

   Sin embargo, es importante destacar que tanto los niños normales como los obesos mostraron una eficacia cardiaca mucho menor y una recuperación de la frecuencia cardiaca peor al final de la prueba y durante toda la recuperación en 2016 en comparación con 1996. Por ejemplo, en 2016 la frecuencia cardiaca promedio de los niños normales al final de la prueba cayó de 181 lpm a 147 lpm después de 1 minuto a 136 bmp después de 2 minutos; mientras que, en 1996, la frecuencia cardiaca promedio fue de 198 bmp al final de la prueba de pitido, y bajó a 155 bmp después de 1 minuto y a 133 bmp tras 2 minutos.

   Los investigadores concluyen pidiendo más iniciativas para aumentar los niveles de acondicionamiento físico en los niños. "Nuestros resultados sugieren que solo medir el IMC puede no ser suficiente para monitorizar la salud futura de los niños y reforzar la necesidad de promover la actividad física, especialmente la aptitud aeróbica, para mejorar la capacidad del corazón y los pulmones y una mejor recuperación después del ejercicio".

   Y agregan: "Sabemos que la mayoría de los niños no participan en suficiente actividad física, en comparación con las recomendaciones actuales de la OMS [Organización Mundial de la Salud] de realizar al menos 60 minutos de ejercicio moderado a vigoroso todos los días, como natación, fútbol americano o baile".

   Los autores señalan algunas limitaciones de su trabajo, como que el estudio representa una pequeña muestra regional, por lo que los hallazgos podrían no ser generalizables para el resto de España u otros países. También destacan que solo recopilaron datos de dos años, lo que podría sobreestimar o subestimar los niveles de aptitud física; y no tuvieron en cuenta los factores sociodemográficos o de estilo de vida que podrían explicar las razones de los cambios observados.

   Sin embargo, señalan: "La muestra estudiada es muy específica (niños de 11 años) y se distribuyó en todos los niveles socioeconómicos de un área geográfica bastante similar a la de los países occidentales. La distribución normal de los datos en la muestra nos permite orientarnos hacia donde se dirigen los comportamientos cardiaco y aeróbico de estos niños".