MADRID 23 Nov. (EUROPA PRESS) -
La cardiopatía coronaria (CHD, por sus siglas en inglés) es la principal causa de muerte entre los hombres en Estados Unidos. Tanto la aptitud cardiorrespiratoria (CRF, por sus siglas en inglés) como la relación triglicéridos/lipoproteínas de alta densidad (TG: HDL) son fuertes predictores de muerte por CHD. En el último número de 'Mayo Clinic Proceedings', dos nuevos estudios destacan la importancia de la capacidad cardiorrespiratoria en la enfermedad cardiovascular posterior y el riesgo de mortalidad.
Estos artículos aportan evidencia sobre la importancia de alcanzar niveles entre moderados y altos de aptitud cardiorrespiratoria en adultos y niños. En una investigación dirigida por Stephen W. Farrell, del Instituto Cooper, en Dallas, Texas, Estados Unidos, los investigadores encontraron pruebas contundentes de que el nivel entre moderado y alto de la capacidad física contrarrestaba algunos de los efectos negativos de una alta ratio TG:HDL.
"Aunque es extremadamente importante medir los factores de riesgo tradicionales como la presión arterial en reposo, el colesterol en sangre, los triglicéridos y los niveles de glucosa, tener una medida o estimación del nivel de aptitud cardiorrespiratoria del paciente nos da información adicional sobre el riesgo de enfermedad cardiovascular --explica Farrell--. Los resultados de este estudio respaldan esta recomendación. Independientemente de si la relación TG:HDL en la sangre fue baja o alta, tener al menos un nivel moderado de aptitud proporcionó cierta protección contra la muerte por CHD en comparación con tener un bajo nivel de condición física".
Un total de 40.269 hombres se sometieron a un examen físico integral entre el 1 de enero de 1978 y el 31 de diciembre de 2010. El examen incluyó una prueba de ejercicio en cinta de correr para medir el nivel de aptitud cardiorrespiratoria y también se midió el cociente TG: HDL en sangre. Esta relación se calcula fácilmente tomando el nivel de triglicéridos en sangre en ayunas y dividiéndolo por el nivel de colesterol HDL en sangre y una relación menor es un indicador de que la insulina está funcionando bien, mientras que una relación más alta indica resistencia a la insulina. Las proporciones más altas también indican un mayor riesgo de futura prediabetes, diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular.
Se siguió a los participantes, clasificados en grupos de CRF bajo, moderado y alto, durante un periodo promedio de 16,6 años, tiempo durante el cual ocurrieron 556 muertes por enfermedad coronaria (CHD). Los niveles moderados a altos de aptitud proporcionaron una protección significativa contra la muerte por CHD. Los valores más bajos para la relación TG: HDL también aportaron una protección significativa.
El menor riesgo de muerte por CHD se observó entre los hombres de alto rango en la categoría más baja de relación TG:HDL, mientras que el mayor riesgo de muerte por CHD se detectó entre los hombres de baja aptitud en la categoría más alta de relación TG: HDL. Dentro de cada una de las cuatro categorías de relación TG:HDL, tener un nivel de moderado a alto de aptitud proporcionó una protección significativa contra la muerte por CHD en comparación con tener un bajo nivel de condición física.
MONITORIZAR LA CAPACIDAD CARDIORRESPIRATORIA
Por lo tanto, conocer el nivel de condición física del paciente y su relación TG:HDL proporciona mucha más información sobre el estado de riesgo de la enfermedad coronaria que simplemente conocer uno u otro. Cuando se usa en combinación con otros factores de riesgo, como la presión sanguínea del paciente, análisis de sangre, antecedentes familiares, etcétera, la medición o estimación del nivel de IRC del paciente puede dar como resultado una determinación mucho más precisa del estado de riesgo de enfermedad cardiovascular.
También hay algunos estudios que indican que la proporción de TG:HDL puede ser un representante del tamaño de partícula LDL, por lo que las partículas LDL pequeñas y densas tienen más probabilidades de formar placas en los vasos sanguíneos que las partículas grandes y menos densas.
A menudo se ha dicho que "el ejercicio es medicina". Muchos factores de riesgo para enfermedades crónicas se pueden prevenir o tratar con cantidades suficientes de ejercicio, pérdida de peso y una dieta saludable. Evitar el tabaco en todas sus formas también es imprescindible.
En otro trabajo, investigadores de varias universidades e institutos en España destacan la importancia de monitorizar la IRC para la detección temprana del riesgo cardiovascular presente y futuro en la juventud. Los autores escriben cómo medir la IRC en niños de 6 a 10 años y más tarde en niños de 8 a 12 años puede revelar indicadores de mayor riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) más adelante en la vida.
El investigador principal José Castro-Piñero, PhD, del Departamento de Educación Física de la Facultad de Educación de la Universidad de Cádiz, en Puerto Real, señala: "Aunque los eventos de ECV ocurren con mayor frecuencia durante o después de la quinta década de la vida, hay evidencia que indica que los precursores de ECV tienen su origen en la infancia y la adolescencia".
Y añade: "Además, se ha descubierto que los factores de riesgo de ECV adversos durante la infancia siguen hasta la edad adulta. Por ello, la detección temprana y el diagnóstico de factores de riesgo de ECV en niños y adolescentes contribuirán al desarrollo de programas de prevención eficaces, asesoramiento, estrategias escolares y políticas de salud pública".
Los participantes formaron parte del estudio UP & DOWN de 2.225 jóvenes entre 6 y 18 años de edad, y para este estudio, se evaluó a 213 escolares de Primaria. El CRF se expresó como un valor de consumo de oxígeno (unidades de mL/kg por minuto) calculado a partir de una prueba de lanzamiento.
Entre otros datos que se recogieron, están el espesor del pliegue cutáneo, la presión arterial, los niveles de triglicéridos en suero (TG), el nivel de colesterol total (TC), el nivel de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL-C), el nivel de glucosa, el nivel de insulina y la CRF.
A partir de estos datos, se determinaron los factores de riesgo únicos de ECV, así como una puntuación de riesgo de ECV. Los investigadores determinaron que varios factores de ECV individuales aumentaron durante el periodo de seguimiento de dos años para niños y niñas, mientras que la puntuación de riesgo global de ECV subió significativamente sólo para niños.
El consumo disminuyó tanto para niños como para niñas. Los varones tenían aproximadamente siete veces más probabilidades de tener una puntuación de riesgo de ECV favorable en el seguimiento si su nivel de CRF era de al menos 39 ml/kg por minuto al comienzo del estudio. Las niñas registraban más de cuatro veces más probabilidades de tener un riesgo favorable de ECV con IRC de al menos 37,5 ml/kg por minuto al comienzo del estudio.