MADRID, 7 Oct. (EUROPA PRESS) -
Aproximadamente la mitad de los casos de cáncer de mama gestacional, en mujeres embarazadas o en el año posterior al parto, son tumores basales que se caracterizan por la ausencia de expresión de receptores hormonales y HER-2, lo que hace que sean más agresivos y difíciles de tratar.
Así se desprende de un estudio del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM) presentados en el marco del Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO, en sus siglas en inglés) que ha comenzado este viernes en Copenhague (Dinamarca), cuyos resultados permiten profundizar en las posibles causas por las cuales el embarazo puede convertirse en una condición óptima para el desarrollo de estos tumores en algunas mujeres.
En la investigación han participado 70 pacientes pertenecientes al Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, el Instituto Valenciano de Oncología (IVO) y el Hospital Clínico Universitario de Valencia, y se centró en la identificación de perfiles de expresión génica asociados específicamente al cáncer de mama gestacional.
El cáncer de mama gestacional se puede desarrollar durante el embarazo o en el primer año posterior al parto, siendo una situación clínica poco frecuente que representa entre el 6 y 15 por ciento de los tumores de mama en mujeres de 24 a 44 años. De hecho, el embarazo representa un factor protector frente al cáncer de mama, sobre todo cuando se produce a edades tempranas.
Sin embargo, y a pesar de su escasa incidencia, en los últimos años se ha observado un aumento del número de casos "asociado probablemente al retraso de la edad del primer embarazo", ha reconocido Juan de la Haba, director de la Unidad de Mama e Investigación Clínica del Reina Sofía e investigador principal del estudio.
"La maduración del tejido mamario finaliza con el primer embarazo y la lactancia. Sin embargo, cuando la gestación se retrasa las células han estado expuestas a diferentes carcinógenos durante mucho tiempo y es posible que el embarazo estimule el crecimiento anómalo de esas células ya dañadas previamente", según detalla este experto.
De hecho, el perfil de la paciente es el de una mujer con un embarazo tardío, después de los 30 años, y en la que se observa un rápido crecimiento tumoral, ha explicado este experto, que admite que son tumores más difíciles de detectar.
LOS CAMBIOS EN LA MAMA, MÁS FRECUENTES EN LA GESTACIÓN
Esto se debe a que en el embarazo son frecuentes los cambios en la mama, por lo que "cualquier bulto sospechoso se suele atribuir a la gestación". Además, el diagnostico de un cáncer de mama durante el embarazo supone un "gran impacto emocional para la mujer y su entorno", afirma De la Haba.
En cuanto al tratamiento, tras el período crítico para el feto que concluye en el primer trimestre, existen opciones terapéuticas eficaces que se pueden emplear durante el embarazo sin incrementar de manera significativa el riesgo para el bebé ni la madre.
"Salvo la radioterapia, que en algunos casos puede provocar que se adelante la fecha prevista de parto, y algunas quimioterapias, el resto de terapias y tratamientos se administran con normalidad", ha indicado este experto.
Sin embargo, a raíz de este hallazgo el siguiente paso será identificar una firma genómica asociada al cáncer de mama gestacional que pudiera "poner sobre aviso antes de que esta situación ocurra, especialmente en aquellas mujeres que fueron diagnosticadas de cáncer de mama y que desean tener hijos".
QUIMIOTERAPIA ADYUVANTE EN FASE INICIAL
Por otro lado, durante el ESMO también se presentará un subanálisis que explora el beneficio clínico asociado al uso de quimioterapia adyuvante (posterior a la cirugía) en pacientes con cáncer de mama en estadios iniciales de la enfermedad mediante el análisis del índice entre los neutrófilos y linfocitos (NLR), un marcador inmunológico asociado con peor pronóstico en pacientes con diferentes tumores sólidos.
Según explica el doctor Alberto Ocaña, responsable de este trabajo e investigador del Grupo GEICAM, han estudiado el grado de activación del sistema inmune o de inflamación que existe en las pacientes antes de empezar la quimioterapia, hallando el índice existente entre neutrófilos y linfocitos.
"Así, hemos observado que un índice más elevado (lo que implica una mayor inflamación), se traduce en un peor pronóstico para las pacientes. Este índice más elevado se produce sobre todo en las pacientes con cáncer de mama HER2 enriquecido y en aquellas con tumores que son receptores de estrógenos y progesterona negativa", detalla este experto.
Esta primera fase del estudio ha incluido a 1.243 pacientes de 30 hospitales españoles y el objetivo es que en una segunda fase se amplíe el estudio del índice NLR al escenario del cáncer de mama metastásico, cuando la enfermedad está diseminada y existe más inflamación.
"El objetivo es encontrar un marcador que ayude a la hora de tomar decisiones terapéuticas. Queremos ver resultados más significativos para comprobar si, en este tipo de tumor hay más inflamación que en el cáncer de mama en estadios iniciales", concluye el doctor Ocaña.