MADRID, 14 Mar. (EUROPA PRESS) -
Los cambios bruscos de temperatura y humedad en invierno aumentan los casos de dermatitis atópica, una patología benigna que puede alterar la calidad de vida de los pacientes por su interferencia con el sueño y las actividades diarias.
Ante esto, es importante evitar temperaturas elevadas, calor y sequedad ambiental ya que aumentan la irritación y el prurito asociado a la dermatitis atópica. Así se ha puesto de manifiesto durante el 'V Curso de Formación Continuada en Dermatología y Alergia organizado por Menarini con el aval de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
La situación ideal es una temperatura inferior a 20 grados con una humedad ambiental del 50 por ciento, y una correcta aireación ya que la sudoración y algunos tejidos sintéticos pueden empeorar las lesiones.
"Es una enfermedad bien definida por los síntomas clínicos, que hasta en un 80 por ciento de los casos se asocian a enfermedades atópicas como asma bronquial, rinoconjuntivitis alérgica y alergias alimentarias, y en la que intervienen tanto factores constitucionales como multitud de factores de exposición que ayudan a mantener y exacerbar los síntomas", ha explicado la doctora Marta Ferrer, miembro del Comité de Alergia Cutánea de la SEAIC.
El doctor Carlos Colás, del Servicio de Alergia del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza y uno de los coordinadores del curso, ha resaltado que a pesar de que los temas de dermatología no suelen ocupar un lugar destacado en los programas de formación continuada de alergología, sí lo hacen en las consultas de los especialistas.
Esta enfermedad merma la calidad de vida porque "se trata de una sensación desagradable que induce la necesidad irrefrenable de rascarse y a veces no está asociada a una enfermedad cutánea o alérgica visible, o se produce en pacientes con múltiples patologías simultáneas, por lo que representa un reto diagnóstico y terapéutico para los profesionales sanitarios", ha detallado el experto.
ABORDAJE
"En el caso de los pacientes con dermatitis atópica, lo fundamental es mantener una correcta hidratación de la piel y evitar los factores exacerbantes; así evitaremos que por el propio rascado la piel se pueda lesionar e infectar", ha indicado la doctora Ferrer quien ha añadido que "el tratamiento de la inflamación se basa en corticoides tópicos u otros fármacos inmunosupresores porque los antihistamínicos no suelen ser eficaces".
"Se está investigando con nuevos tratamientos biológicos basados en anticuerpos que bloquean receptores importantes en la respuesta inflamatoria que produce las lesiones cutáneas, y cuyos resultados se muestran prometedores", ha concluido la doctora.
En la misma línea, el doctor Colás ha hecho hincapié en las novedades en el manejo general de los pacientes con prurito señalando que "los nuevos enfoques en su etiopatogenia posibilitan nuevas expectativas en su tratamiento, por ejemplo, la utilidad de los inmunomoduladores y los tratamientos biológicos para los casos más graves"
ENFOQUE
"Es importante formarnos, compartir experiencias y poder debatir con los dermatólogos con el objetivo de homogenizar criterios entre especialidades que redunden en una mejor atención de los pacientes", ha señalado el doctor.
Para el doctor Colás, es necesario "el conocimiento de la fisiopatología del prurito y de las enfermedades sistémicas asociadas al mismo, porque permite a los clínicos una aproximación más precisa e integral cuando se enfrenta al reto de la atención de un paciente con picor crónico, con o sin lesiones en la piel".
Por último, la directora médica de Laboratorios Menarini, la doctora Remei Artigas, ha recordado que "este curso se enmarca dentro de la apuesta que Menarini hizo ya hace años por la formación médica continuada y la calidad asistencial a través del Área Científica Menarini".