SANTA CRUZ DE TENERIFE, 30 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un grupo internacional en el que participan investigadores del Reino Unido y España, y cuyo autor senior es profesor de la Universidad de La Laguna, ha publicado recientemente un trabajo en la revista 'Frontiers in Neurosciences' que demuestra que el cambio en la comunicación entre diferentes frecuencias de distintas áreas cerebrales es un signo distintivo de la etapa más temprana de la enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores analizaron la actividad electromagnética cerebral en reposo de 54 personas divididas en dos grupos, unas con deterioro cognitivo leve (MCI por sus siglas en ingles) y otras de la misma edad, pero sanas, y utilizaron métodos matemáticos, junto con la información de su estructura cerebral registrada mediante resonancia magnética, para estimar la comunicación entre las diferentes frecuencias de distintas áreas cerebrales.
Estos patrones de conectividad fueron luego introducidos en un algoritmo computacional, y usados para entrenar un clasificador que fue capaz de distinguir de forma automática, en el 95% de los casos, entre sujetos sanos o enfermos.
Los dos miembros de la Universidad de La Laguna que han participado en el estudio son el investigador Pablo Cuesta, con contrato Juan de la Cierva, y el profesor titular Ernesto Pereda, ambos pertenecientes al Departamento de Ingeniería Industrial. Este último, que firma como autor senior, es miembro también de los institutos de Neurociencia y de Tecnologías Biomédicas de la institución tinerfeña.
Considera que el resultado "es muy interesante porque ya se sabía que, incluso en reposo, las diferentes frecuencias cerebrales interactúan entre ellas, y que esta interacción se podía registrar con sensores externos. Pero es la primera vez que se comprueba que esta interacción está alterada en las primeras etapas de la enfermedad".
En concreto, las áreas en las que más cambia la actividad son el lóbulo frontal y prefrontal, varias áreas parietales y el precúneo "un área muy relacionada con la memoria, y la comunicación con el hipocampo, donde se almacenan los recuerdos, y de las primeras afectadas en la enfermedad de Alzheimer.
Que su actividad esté alterada incluso en reposo abre la puerta a la posibilidad de detectar los primeros síntomas de la enfermedad de forma no invasiva sin necesidad de que los pacientes tengan que realizar ningún tipo de tarea cognitiva".
El trabajo se encuadra en el marco de un número especial de la revista, que ha sido editado por varios de los mejores especialistas mundiales en el estudio de la actividad electromagnética cerebral.
"Teníamos mucho interés en poder publicar aquí los resultados, que ya habían sido presentados en una conferencia en la Universidad de Cambridge a finales de 2017, donde fueron muy bien recibidos. Otro elemento muy importante es que, en este caso, era obligatorio hacer público tanto los datos utilizados como el código informático usado para generar los resultados. Ello asegura la reproducibilidad de los mismos y la total transparencia en su generación, y aumenta el impacto de la publicación".
El siguiente paso en la investigación será integrar información de la dinámica, que determine cómo los patrones de conectividad varían con el tiempo, e investigar además sujetos en estadios aún más tempranos de la patología, en los que aún no es existe ni deterioro cognitivo ni ningún otro síntoma de la enfermedad, para ver si con esta información adicional podemos detectar el comienzo de la enfermedad antes incluso de que el sujeto sea consciente de que algo no anda bien...".