MADRID, 24 Abr. (EUROPA PRESS) -
Las enfermedades reumáticas están ligadas al dolor y, como se ha demostrado científicamente, esos dolores están relacionados con factores ambientales como la presión atmosférica, la temperatura, la humedad y la carga eléctrica ambiental, de ahí que según los expertos "el cambio climático influye negativamente en los pacientes reumáticos".
"Vientos más fuertes, tormentas, cambios bruscos de temperatura, reducción del descanso por noches calurosas, etcétera, son factores que se están incrementando y que pueden contribuir a aumentar el dolor en las personas con enfermedades reumáticas", ha explicado el físico y meteorólogo de la Televisión de Catalunya, Tomás Molina.
En el marco del 'XXII Curso de Tutores y Residentes de la Sociedad Española de Reumatología', que se ha celebrado en Sitges, con la colaboración de GSK, el experto ha señalado que en el futuro muchas personas sufrirán dolor reumático.
"Estamos en una sociedad que, además del cambio climático, también se enfrenta al reto de tratar a una población creciente y de edad más avanzada, con lo que más proporción de personas en un futuro próximo sufrirán dolor reumático. Todo indica que España será un destino de 'refugiados climáticos' que llegarán con sus patologías, algunas de ellas asociadas a problemas reumatológicos, con lo que cambiará la población a la que será necesario atender", ha precisado Molina.
En este sentido, saber cómo los factores ambientales propician situaciones de dolor puede ayudar a prevenirlos, y también a planificar equipos de consulta y tratamiento en los ingresos hospitalarios o en las consultas médicas. "Podría incluso aparecer una profilaxis previa a la aparición del dolor que minimizara el episodio y mejorara la calidad de vida de los afectados", ha propuesto Molina.
Asimismo, ha abogado por añadir otros puntos de vista a la gestión del dolor, no solamente basándose en el uso de fármacos para aliviar la sintomatología. El cambio climático y el aumento y movimiento de la población española y mundial, van a requerir también otros enfoques. "Se tendrá que tener en cuenta la posibilidad de pronosticar el dolor, de cambiar las condiciones de contorno ambientales a los pacientes e incluso la atención psicológica y de salud integral a unos pacientes que, por su edad más avanzada, van a ser más numerosos y vulnerables", ha indicado.
Durante el curso también se han tratado temas como el deporte, las dietas, la gestión de emociones y conflictos, el cambio climático o cómo divulgar en ciencias biomédicas.