El calor extremo: cómo el cambio climático impacta a los niños pequeños

Archivo - Un niño juega en una fuente en Madrid Río, a 11 de julio de 2023, en Madrid (España). La Comunidad de Madrid mantiene activada desde este domingo la alerta amarilla por altas temperaturas por una nueva ola de calor que ha afectado principalmente
Archivo - Un niño juega en una fuente en Madrid Río, a 11 de julio de 2023, en Madrid (España). La Comunidad de Madrid mantiene activada desde este domingo la alerta amarilla por altas temperaturas por una nueva ola de calor que ha afectado principalmente - Eduardo Parra - Europa Press - Archivo
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Publicado: miércoles, 10 diciembre 2025 7:51

   MADRID, 10 Dic. (EUROPA PRESS) -

El desarrollo infantil temprano es clave para el aprendizaje, la salud y el bienestar de los niños pequeños, y ahora la ciencia muestra un factor inesperado que puede interferir: el calor extremo. Un estudio internacional revela que las altas temperaturas dificultan que los niños alcancen hitos esenciales en alfabetización y aritmética.

CÓMO EL CALOR EXTREMO RALENTIZA EL DESARROLLO DE LOS NIÑOS

   Una investigación sobre niños de tres y cuatro años en diferentes países examinó el impacto de la temperatura en los hitos de la infancia, según apuntan expertos de la Universidad de Nueva York (Estados Unidos).

   El estudio, publicado en ‘Journal of Child Psychology and Psychiatry’, encontró que los niños expuestos a temperaturas más altas de lo habitual (específicamente, temperaturas máximas promedio superiores a 86 °F [30 °C]) tenían menos probabilidades de alcanzar hitos de desarrollo en alfabetización y aritmética, en comparación con los niños que vivían en áreas con temperaturas más bajas.

    “Si bien la exposición al calor se ha vinculado con consecuencias negativas para la salud física y mental a lo largo de la vida, este estudio ofrece una nueva perspectiva: el calor excesivo afecta negativamente el desarrollo de los niños pequeños en diversos países”, afirma el autor principal, Jorge Cuartas, profesor adjunto de psicología aplicada en NYU Steinhardt.

   “Dado que el desarrollo temprano sienta las bases para el aprendizaje permanente, la salud física y mental, y el bienestar general, estos hallazgos deberían alertar a investigadores, legisladores y profesionales sobre la urgente necesidad de proteger el desarrollo infantil en un mundo en calentamiento”, añade.

PROTEGER A LOS NIÑOS FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO

   Cuartas y sus coautores analizaron datos de 19.607 niños de tres y cuatro años de Gambia, Georgia, Madagascar, Malawi, Palestina y Sierra Leona, seleccionados porque tenían datos detallados sobre el desarrollo infantil, los factores del hogar y el clima, lo que permitió a los investigadores estimar la exposición de los niños a diferentes temperaturas.

   Para evaluar el desarrollo infantil, los investigadores utilizaron el Índice de Desarrollo Infantil Temprano (IDIT), que mide los hitos básicos del desarrollo en cuatro áreas: habilidades relacionadas con la lectura y los números (alfabetización y aritmética), desarrollo socioemocional, enfoques del aprendizaje y desarrollo físico.

PROTEGER A LOS NIÑOS FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO

   También utilizaron datos del período 2017-2020 de las Encuestas de Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS), una base de datos con información demográfica e indicadores de bienestar, como educación, salud, nutrición y saneamiento.

   Al combinar los datos del IDIT y las MICS con datos climáticos sobre las temperaturas medias mensuales, determinaron si existía alguna relación entre la exposición al calor y el desarrollo infantil temprano.

   Descubrieron que los niños expuestos a temperaturas máximas promedio superiores a 30 °C tenían entre un 5% y un 6,7% menos de probabilidades de alcanzar los hitos básicos del desarrollo en lectoescritura y aritmética, en comparación con los niños expuestos a temperaturas inferiores a 25 °C en la misma región y estación. Estos efectos fueron más pronunciados entre los niños de hogares económicamente desfavorecidos, hogares con menor acceso a agua potable y de zonas urbanas.

   “Necesitamos urgentemente más investigación para identificar los mecanismos que explican estos efectos y los factores que protegen a los niños o aumentan su vulnerabilidad. Este trabajo ayudará a definir objetivos concretos para políticas e intervenciones que fortalezcan la preparación, la adaptación y la resiliencia a medida que se intensifica el cambio climático”, concluye Cuartas.

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