MADRID, 5 Ago. (EUROPA PRESS) -
Si ya hace calor en la calle, dentro de un vehículo expuesto al sol, puede haber una diferencia de más de veinte grados. Un estudio realizado por el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) con la colaboración del club suizo TCS demuestra que mientras en la calle puede haber 35 grados, en el interior de un coche al sol se pueden alcanzar los 55 grados.
Para evitar los momentos de agobio al entrar en el vehículo, RACC ha realizado una serie de recomendaciones como por ejemplo, evitar dejar el vehículo bajo el sol para no tener esos veinte grados de más. Además, los más pequeños son especialmente vulnerables a situaciones de extremo calor, por ello bajo ningún concepto hay que dejar a un niño solo en el coche aunque sea un corto período de tiempo.
También con la llegada del buen tiempo es normal llevar a las mascotas a más sitios, pero al igual que los niños, no se las puede dejar en el vehículo y hay que recordar que no disponen de un sistema de sudoración para refrigerar el cuerpo como los humamos.
Tan solo poniendo un parasol en la luna delantera, se reducen como mínimo once grados la temperatura interior del coche y hay que proteger los elementos internos del salpicadero, como el volante o el cambio de marchas porque pueden alcanzar hasta los 80 grados, lo que puede provocar quemaduras.
La idea de que dejando un poco las ventanillas del coche bajadas se ventila es errónea puesto que, la diferencia que se puede conseguir es tan solo de dos grados. Y antes de comprar un coche no solo hay que pensar en el color que más guste, sino también en las consecuencias de cada color. Un vehículo negro puede alcanzar 20 grados más que uno blanco.
Antes de realizar un viaje hay que ventilar el coche y no encender el aire acondicionado nada más arrancar el vehículo porque se tienen que ventilar antes los conductos de refrigeración. Si se hace esto se puede mejorar el funcionamiento del aire acondicionado y sin olvidar que tampoco hay que poner las temperaturas muy frías porque un contraste brusco con la calle causa resfriados y malestar.
Además, un estudio realizado por RACC recientemente para comprobar las diferencias de las temperaturas del mismo vehículo dependiendo del color, demuestra que los coches negros expuestos al sol durante diez minutos alcanzan una temperatura de 60 grados y tardan 50 minutos en llegar a los 80 grados; mientras los coches blancos en diez minutos alcanzan los 50 grados y en una hora su temperatura máxima de 63 grados.
Siempre hay que tener en cuenta que permanecer dentro de un coche con una temperatura exterior elevada es peligroso, puesto que a partir de los 40 grados la temperatura corporal se ve afectada; y hay que tener cuidado porque por ejemplo, el salpicadero de un vehículo al sol puede medir una temperatura de 72,8 grados en 42 minutos de exposición lo que puede provocar quemaduras en la piel en unos segundos.