Uno de cada dos cigarrillos lo compra una persona con trastornos mentales

Tabaco. Dejar de fumar. Cajetilla de tabaco
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Actualizado: lunes, 9 julio 2018 16:56

MADRID, 9 Jul. (EUROPA PRESS) -

El psiquiatra Néstor Szerman, jefe de los servicios de Salud Mnetal Retiro del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, ha señalado que "el primer cliente de las tabacaleras son las personas con un trastorno mental" y que, de hecho, uno de cada dos cigarrilos lo compran pacientes con esta enfermedad.

Así lo ha señalado Szerman durante el debate coloquio 'Futuro del tabaquismo: desafíos y tendencias emergentes', que ha contado con la colaboración de Philip Morris International Science, y donde se han analizado las perspectivas de abordaje del hábito tabáquico, así como las experiencias con diferentes productos que podrían disminuir el riesgo, como el cigrarrillo electrónico, aquellos sin combustión o el vapeo.

"Uno de los problemas del abordaje del tabaco es que es tratado por expertos que no son expertos en el sistema nervioso central", ha lamentado al comienzo de su intervención Szerman, también presidente de la Sociedad Española de Patología Dual, detallando que "la principal causa de muerte por psicosis es el tabaco". En este contexto, el experto, al igual que el resto de ponentes, ha abogado por apostar por productos como el cigarrillo electrónico para, al menos, reducir el consumo de sustancias químicas nocivas contenidas en el tabaco.

"Se ha demostrado que el cigarrillo electrónico reduce en un 95 por ciento la incidencia de estas sustancias", ha asegurado el doctor Josep María Ramón Torrell, jefe del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario de Bellvitge, así como responsable de su Unidad de Tratamiento del Tabaquismo. Para este especialista, ya que ve como algo lejano, e incluso imposible para algunas personas, cesar el hábito tabáquico, considera que la alternativa sería apostar por estos aparatos con riesgo reducido.

En cualquier caso, ha reconocido que esta no es la postura predominante entre los médicos españoles, aunque ha citado los casos de Reino Unido o Suecia como países abiertos a estos nuevos usos de la nicotina. "Por ejemplo en Suecia, y también en otros países escandinavos, se han reducido las tasas del 36 por ciento de fumadores en los 80 a apenas un 5 por ciento gracias al uso de 'snus' (tabaco en pasta). Así, han conseguido tener las menores tasas de Europa de cáncer de pulmón y enfermedades cardiovasculares", ha explicado el doctor Ramón Torrell.

Con estas cifras, ha justificado alternativas como el 'snus' ante la "imposiblidad" para muchas personas de dejar de fumar, bien por una adicción profunda o por simple convicción. "El 30 por ciento de las personas no ha intentado nunca dejar de fumar, y el 80 lo ha intentado sin ningún tipo de tratamiento", detalla con datos de su propia Unidad, concluyendo que "el objetivo ideal es dejar de fumar, pero si esto no es posible hay que al menos minimizar sus riesgos".

TABACO, CÁNCER Y ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES

Todos los ponentes, procedentes de campos como la cardiología o la oncología, han coincidido en esta idea y han argumentado con razones de sus ámbitos de especialización. "El tabaco está presente en cuatro de cada diez tumores, pero, sin embargo, más de la mitad de los pacientes que son diagnosticados siguen fumando pese a las advertencias de los médicos, incluso en estadios metastásicos", ha explicado Enrique Grande, jefe de Servicio de Oncología del MD Anderson Cancer Center Madrid.

En la misma línea, Xavier Pintó, jefe de Sección de Lípidos y Riesgo Vascular del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario de Bellvitge, ha recordado que el tabaquismo "es una enfermedad", y que el 80 por ciento de los pacientes enferfemedades vasculares están relacionados con el tabaco".

A estas cifras, ha añadido el doctor Vivencio Barrios, del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, que en cardiopatía isquémica el tabaco y el colesterol son las principales razones. Así, ha detallado que el 19 por ciento de los pacientes que ha tenido un infarto fuma, y que el 55 por ciento sigue fumando después, según un estudio europeo. Las cifras en España son mejores: reduciéndose los datos hasta el 15 y 34 por ciento, respectivamente.