MADRID, 25 Jul. (EUROPA PRESS) -
La doctora Blanca Sampedro, especialista en Aparato Digestivo de IMQ, ha detallado que una de cada cuatro personas tienen esteatosis hepática, también conocida como enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA), una patología asociada a la obesidad y al síndrome metabólico, en el que se da un incremento del riesgo cardiovascular debido a la presencia de hipertensión arterial y diabetes, entre otras.
"Si antes la hepatitis C era la protagonista de las consultas de Hepatología, hoy lo es la enfermedad hepática grasa no alcohólica. Pronto, será la enfermedad del hígado más frecuente, junto con la cirrosis alcohólica, situándose por encima, incluso, de la cirrosis secundaria a hepatitis C que, con los nuevos fármacos, se encuentra en retroceso", explica esta experta.
La esteatosis puede producir una inflamación del hígado, conocida como esteatohepatitis, "que puede progresar hacia una cirrosis en un 20 por ciento de los pacientes y tiene una tasa de mortalidad superior al 10 por ciento entre los 10 y 15 años tras el diagnóstico".
Tal y como señala la experta, la cirrosis, asimismo, se asocia a múltiples complicaciones, incluida el hepatocarcinoma (cáncer de hígado) "con cerca de un 10 por ciento de afectados entre los diagnosticados con EHGNA y un importante incremento de la mortalidad".
En los últimos años se han desarrollado múltiples herramientas para el diagnóstico y clasificación de la enfermedad hepática grasa no alcohólica. "Estas herramientas diagnósticas se basan en técnicas radiológicas, metabolómicas, serológicas o de elastografía, entre otras, que permiten cuantificar el daño hepático y seleccionar a los pacientes que se pueden beneficiar de una técnica invasiva, como es la biopsia hepática y, probablemente en unos años, con el desarrollo de nuevas técnicas, evitarla", apunta la especialista de IMQ.
EVITAR BEBIDAS CARBONATADAS
El tratamiento, al igual que el diagnóstico, también "está evolucionando". "La base debe ser un control de los factores de riesgo cardiovascular, como son la hipertensión y la diabetes, y pasa por una dieta con una disminución de las calorías ingeridas y un aumento del ejercicio físico", apunta la doctora.
Sampedro recomienda evitar bebidas carbonatadas, alimentos con alto contenido en fructosa e ingerir cafeína con frecuencia. Por otro lado, aboga por emplear preferentemente aceite de oliva. Además, resalta que, de acuerdo con el último documento de consenso, publicado recientemente, se aconseja una pérdida de peso de al menos un 7 por ciento en un año para lograr una mejoría sobre la EHGNA y sus comorbilidades.
La experta de IMQ argumenta que, si la esteatohepatitis está progresando, si no se logra el descenso de peso necesario en el primer año de seguimiento, será necesario "valorar un tratamiento asociado". "Es probable que el paradigma de esta enfermedad cambie a lo largo de los próximos años con la llegada de nuevos fármacos que se están desarrollando y se encuentran en la actualidad en estudio, como es el ácido obeticólico, recientemente introducido en otra enfermedad hepática, la colangitis biliar primaria, entre otros", avanza.