MADRID, 10 May. (EUROPA PRESS) -
El jefe de Servicio de Hemoterapia y Hemostasia del Hospital Clinic de Barcelona y miembro de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH), Joan Carles Reverter, ha especificado que, aproximadamente, la cuarta parte de los afectados por lupus tendrá alguna alteración hematológica a lo largo del curso del proceso autoinmune, como anemia o trombosis.
Así lo ha resaltado el especialista con motivo del Día Mundial del Lupus, que se celebra este jueves. Esta patología autoinmune sistémica, que puede atacar a casi todos los órganos y sistemas, afecta a más de cinco millones de personas en todo el mundo, 40.000 en España, sobre todo mujeres (90 por ciento del total de afectados) de entre 15 y 44 años.
"En su expresión hematológica, el lupus puede cursar con descenso de los recuentos celulares del hemograma, anemia (disminución de los glóbulos rojos), trombocitopenia (disminución de las plaquetas) y leucopenia en forma de neutropenia o de linfopenia", ha apuntado el doctor Reverter, quien detalla que el lupus puede dar lugar a manifestaciones clínicas "debidas a la alteración de la coagulación de la sangre, fundamentalmente a trombosis, en especial en el contexto del síndrome antifosfolipídico y de la púrpura trombótica trombocitopenica".
Su gravedad, ha puntualizado, dependerá "fundamentalmente del contexto clínico general o en el caso de la trombosis, del territorio que se encuentre afecto. Pero por encima de todo sobresale la púrpura trombótica trombocitopénica por su potencial gravedad, aunque
afortunadamente es infrecuente".
No obstante, dada la heterogeneidad e inespecificidad de las manifestaciones, el experto ha detallado que el diagnóstico se puede retrasar "incluso durante años en un buen número de casos, una demora que repercute en la evolución y las consecuencias de la enfermedad".
"Una muestra de la complejidad para establecer el diagnóstico es que "el perfil clínico de los pacientes con problemas hematológicos no es, aparentemente, diferente del perfil general de los pacientes con lupus, por lo que la mejor manera de establecer un diagnóstico precoz es mantener un adecuado grado de sospecha y realizar un seguimiento clínico y analítico protocolizado por un equipo médico experimentado", ha añadido.
ABORDAJE MULTIDISCIPLINAR
En cuanto al tratamiento, Reverter ha sostenido que debe correr a cargo de un equipo multidisciplinar, y en el que "el papel del hematólogo en el control del lupus esté ligado a que el enfermo presente alguna anomalía en los parámetros de la sangre o marcadores analíticos o clínicos que hagan predecir un riesgo elevado de alteración de la coagulación".
Esto, a su juicio, no implica que haya que administrar terapia profiláctica en todos los casos, puesto que "algunos tratamientos generales pueden tener un efecto protector de la complicaciones hematológicas" y, además, "no está recomendada una profilaxis específica, como la que se puede hacer de las trombosis con anticoagulantes, si no existen datos, permanentes o transitorios, que hagan sospechar un riesgo elevado".
Por último, el miembro de la SETH ha insistido en que "la mejor vía para tener un tratamiento adecuado, un diagnóstico precoz de las complicaciones y una profilaxis cuando sea procedente, es el control y seguimiento de la enfermedad por un equipo multidisciplinar de profesionales experimentados".