MADRID, 11 May. (EUROPA PRESS) -
Uno de cada cuatro bebés padece caries de primera infancia severa, según un estudio realizado en menores de 3 años por el Servicio de Odontobebé del Hospital HM Nens de Barcelona, quienes advierten de que, durante los últimos 10 años, han experimentado un incremento de las consultas a causa de este motivo, cuyo origen sitúan, fundamentalmente, en el aumento de azúcar en la alimentación infantil, el comer a demanda y el déficit de flúor.
La odontopediatra Ruth Mayné, responsable del Servicio de Odontobebé de HM Nens, explica que "a lo largo de los últimos 10 años, los casos de pequeños que llegan a la consulta de Odontopediatría con caries han ido aumentando progresivamente, pero necesitábamos certificarlo".
Por eso, continua, "decidimos poner en marcha este análisis, que, sin duda, ha corroborado nuestras sensaciones. Son varios los motivos que pueden provocar una caries de primera infancia severa y algunos van más allá de las familias. Nosotros podemos educar en salud, pero tiene que mejorarse la gestión del azúcar en la alimentación infantil. En este punto, resulta imprescindible contar con el apoyo de la industria y los gobiernos".
Además del exceso de azúcar, el mantener una dieta poco adecuada en la que el niño coma a demanda y el poco o nulo aporte de flúor constituyen importantes factores de riesgo a la hora de desarrollar una caries de primera infancia severa. En este sentido, Mayné considera que "son dos factores que se han ido imponiendo en la sociedad durante la última década y que no benefician a la salud bucodental de los pequeños".
El flúor es el elemento natural que mejor controla la caries y, actualmente en el mercado, no todas las pastas dentales infantiles aportan el flúor necesario, por lo que encontramos niños con un nivel subóptimo de este elemento. Asimismo, el picar entre horas conlleva que se acumulen restos de alimento entre los dientes al no poder cepillarlos después de cada comida.
Otros problemas bucodentales que afectan a los bebés de manera destacada hoy en día son los traumatismos dentales y las maloclusiones, aunque ninguno de los dos iguala la cifra de la caries de primera infancia severa. La maloclusión tiene un componente genético importante, por lo que es muy probable que, si los padres la padecen o la han padecido, los niños también lo hagan. También se observan trastornos de la erupción dental, tanto en el número como en la forma de los dientes; alteraciones en el frenillo que pueden impedir un correcto o efectivo amamantamiento, infecciones herpéticas, aftas, etc.