MADRID, 12 Oct. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Hospital Brigham and Women's (Estados Unidos) han analizado los registros de 419 hospitales utilizando la Base de Datos de Atención Médica Premier para estudiar las trayectorias clínicas de 3.222 pacientes hospitalizados con COVID-19 de 18 a 34 años.
En su trabajo, publicado en la revista 'JAMA Internal Medicine', los investigadores encontraron que más de una quinta parte de los pacientes (21 por ciento) requería cuidados intensivos, el 10 por ciento requería ventilación mecánica y el 2,7 por ciento murió. Para comparar, el equipo escribió que la tasa de mortalidad de los del mismo grupo de edad hospitalizados con ataques cardíacos es aproximadamente la mitad de esa cifra.
Si bien se reconoce ampliamente que la edad avanzada es un factor de riesgo para el aumento de la morbilidad y la mortalidad debidas a COVID-19, los pacientes más jóvenes han recibido menos atención como población vulnerable a los resultados clínicos adversos.
"Hubo un índice significativo de resultados adversos. Aunque la tasa de mortalidad del 2,7 por ciento es menor que la de los pacientes mayores, es alta para los jóvenes, que normalmente se recuperan bien incluso cuando son hospitalizados por otras afecciones", resalta uno de los líderes del estudio, Jonathan Cunningham.
Otra observación sorprendente para los investigadores fue que el 57 por ciento de los jóvenes hospitalizados por COVID-19 eran negros o hispanos, un hallazgo consistente con otros informes sobre la carga desproporcionada que la enfermedad ha tenido en estas demografías.
Los individuos con factores de riesgo cardiovascular también estaban sobrerrepresentados entre los jóvenes hospitalizados: 36,8 por ciento y 24,5 por ciento de los pacientes tenían obesidad y obesidad mórbida, respectivamente; 18,2 por ciento de los pacientes tenían diabetes y 16,1 por ciento hipertensión.
Los investigadores encontraron que los pacientes que presentaban estas comorbilidades también eran más propensos a experimentar resultados adversos. Los pacientes de obesidad mórbida, por ejemplo, constituían el 41 por ciento de los adultos jóvenes hospitalizados que murieron o necesitaron ventilación mecánica. Para los individuos con más de una de estas condiciones, los riesgos de resultados adversos fueron comparables a los riesgos que enfrentan los adultos de mediana edad, de 35 a 64 años, que no tienen ninguna de estas condiciones, como se observó en un estudio de 8.862 miembros de esta población.