MADRID 11 Abr. (EUROPA PRESS) -
La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que cada año se producen en unos 2.000 millones de casos de diarrea en todo el mundo, una enfermedad que afecta principalmente a los menores. No en vano, estima que cada año fallecen por esta causa 1,5 millones de niños, siendo la segunda causa de mortalidad en menores de cinco años.
La diarrea, según explica este organismo de Naciones Unidas, suele ser un síntoma de una infección del tracto digestivo, que puede estar ocasionada por diversos organismos bacterianos, víricos y parásitos. La infección se transmite por alimentos o agua de consumo contaminados, o bien de una persona a otra como resultado de una higiene deficiente.
De hecho, alerta la OMS, en todo el mundo hay alrededor de mil millones de personas que carecen de acceso a fuentes de agua mejoradas y unos 2.500 millones no tienen acceso a instalaciones básicas de saneamiento.
Y, según datos de 2004, las enfermedades diarreicas son la tercera mayor causa de muerte en países de ingresos bajos, donde ocasionaron el 6,9 por ciento de los fallecimientos.
Generalmente la diarrea suele durar varios días y puede privar al organismo del agua y las sales necesarias para la supervivencia. Es más, la mayoría de las personas que fallecen por enfermedades diarreicas en realidad mueren por una grave deshidratación y pérdida de líquidos.
En países en desarrollo, los niños menores de tres años sufren, de promedio, tres episodios de diarrea al año y cada episodio priva al niño de nutrientes necesarios para su crecimiento.
Para dar respuesta a esta problemática, la OMS trabaja con los Estados Miembros y con otros asociados para fomentar políticas actuales de gestión de las enfermedades diarreicas en países en desarrollo, realizar investigaciones para desarrollar y probar nuevas estrategias sanitarias en este ámbito, desarrollar nuevas intervenciones sanitarias, como la vacunación contra rotavirus, y ayudar a formar a profesionales sanitarios, sobre todo en el nivel comunitario.