NUEVA YORK, 14 Feb. (Reuters/EP) -
Investigadores de la Universidad Estatal de Londrina en Brasil han visto que los fumadores comienzan a reducir su actividad física incluso cuando están sanos, lo que hace que aumente aún más su riesgo de desarrollar problemas respiratorios.
En su trabajo, publicado en el último número de la revista 'Respirology', compararon la calidad de vida y la actividad física de un grupo de personas no fumadoras con otro de fumadores que aún no padecen un problema respiratorio, y han visto que estos son menos activos y sufren más situaciones de ansiedad y depresión, al tiempo que son más propensos a desarrollar problemas cardiovasculares.
"La clave es que los fumadores llevan una vida bastante inactiva, incluso cuando se les considera sanos y antes de que desarrollen alguna enfermedad como consecuencia del tabaco", ha reconocido Fabio Pitta, autor del estudio, quien apunta por tanto que "la lucha contra el tabaquismo debe acompañarse de medidas contra la inactividad física".
Estudios previos ya habían identificado una menor práctica de ejercicio en los fumadores y apuntaban que podía ser un factor clave asociado a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), una de las principales enfermedades relacionadas con el tabaco. Así, se vio que el aumento de la actividad física entre los fumadores se asoció tanto con un menor riesgo de EPOC como con una mejor función pulmonar.
Sin embargo , ningún estudio había medido objetivamente los niveles de actividad física entre los fumadores en los que todavía no hay signos de EPOC.
Para investigarlo, Pitta y su equipo estudiaron a 60 fumadores y 50 no fumadores de edad, nivel de estudios y situación laboral similar, para ver qué niveles de actividad física tenían y qué consecuencias tenía.
Para ello, todos los participantes debían llevar un podómetro para poder medir el número de pasos que daban durante seis días seguidos, durante los cuales también se sometieron a pruebas para medir su función pulmonar y su capacidad de esfuerzo.
Los investigadores encontraron que los fumadores caminaban menos que los no fumadores, dando sólo 7.923 pasos por día, en comparación con los 9.553 de los no fumadores. Además, vieron que los fumadores, de los que el 60 por ciento eran mujeres, tenían una peor función pulmonar y una menor capacidad de esfuerzo.
Como consecuencia, y a raíz de las respuestas que dieron a diversos cuestionarios sobre su vida cotidiana, vieron además como los fumadores tenían una peor calidad de vida, así como niveles más altos de ansiedad y depresión, según la evaluación de tales cuestionarios.
De media, los fumadores estudiados tenían entre 39 y 54 años, habían comenzado a fumar de media a los 16 años y fumaba unos 20 cigarrillos por día.
"Esto subraya la importancia de intentar aumentar los niveles de actividad física entre los fumadores", ha reconocido Pitta.