MADRID, 6 May. (EUROPA PRESS) -
Cuando pensamos en el boxeo, es comprensible que no lo asociemos con algo "bueno" para el cerebro, sino más bien todo lo contrario. Sin embargo, una nueva investigación de la Universidad Edith Cowan (ECU), en Australia, llevada a cabo en colaboración con el Instituto Perron y el boxeador Rai Fazio, ha demostrado que este deporte --sin oponente-- podría ser una forma valiosa de mejorar la calidad de vida de las personas que padecen Parkinson.
Colaborando también con el Hospital Sir Charles Gairdner y la Universidad de Australia Occidental, los investigadores de la ECU hicieron que 10 personas con Parkinson en fase inicial realizaran tres sesiones de boxeo de una hora a la semana, durante 15 semanas.
En lugar de un oponente, el grupo luchó contra una unidad de boxeo 'Fightmaster', un dispositivo disponible en el mercado que cuenta con 11 blancos de golpeo acolchados montados en un soporte.
El programa constaba de tres segmentos distintos: una introducción al boxeo, un componente de alta intensidad y un segmento de desafío cognitivo. Los participantes completaron "asaltos" de dos a tres minutos en los que debían golpear las distintas almohadillas en secuencias diferentes, seguidos de un máximo de dos minutos de descanso.
El doctor Travis Cruickshank, del Centro de Salud de Precisión de la ECU, ha afirmado que el boxeo ha crecido en popularidad entre aquellos que viven con Parkinson, a pesar de la poca evidencia que apoya su uso.
"Por lo tanto, lo que hicimos fue analizar de forma realmente sólida la viabilidad de un programa de boxeo para las personas con Parkinson, algo que no se había hecho en el pasado", ha apuntado.
Para ello, usaron monitores de frecuencia cardiaca durante toda la intervención para poder ver la carga cardiovascular de los participantes. También utilizaron escalas que medían sus niveles percibidos de esfuerzo tanto desde el punto de vista físico como cognitivo. "Tenemos muchos de los parámetros necesarios para decir que es seguro, bien tolerado y que la gente lo disfrutó", asegura el investigador.
GRANDES BENEFICIOS
Tras el programa de 15 semanas, nueve de los 10 participantes mejoraron su puntuación en la Escala Unificada de Calificación de la Enfermedad de Parkinson, una herramienta utilizada para medir la progresión y gravedad de la patología. El grupo también informó de una reducción de la fatiga y mejoras en el sueño.
Asimismo, Cruickshank ha asegurado que el boxeo en grupo tiene el beneficio de combinar muchos aspectos de la terapia, como el ejercicio, la estimulación cognitiva y la socialización en un solo ejercicio.
"En el pasado, trabajaba con personas con Parkinson y hacíamos ejercicios en un gimnasio, luego un programa de entrenamiento cognitivo informatizado y otro evento para el aspecto social", ha explicado. "Con el boxeo, podemos combinar todo eso y hacerlo muy rápido, lo que lo hace más ameno y hace que la gente lo siga", ha añadido.
UNA OPCIÓN VIABLE
Para el doctor Cruickshank, un aspecto clave del estudio ha sido establecer el boxeo como una opción factible para ser prescrita a las personas que viven con Parkinson en fase inicial.
A pesar de la alta intensidad de muchos de los entrenamientos, los participantes no informaron en ningún aumento de dolor muscular a causa del programa, ni de lesiones importantes, algo que cabría esperar en personas con la enfermedad.
Y lo que es más importante, todas las personas completaron el programa de 15 semanas con casi el 97 por ciento de las sesiones de entrenamiento realizadas. "De hecho, cuando terminamos el estudio, todos decidieron comprar un Fightmaster e instalarlo en su casa", ha celebrado el doctor Cruickshank.
APLICACIONES FUTURAS
En el futuro, programas como este podrían llevarse a cabo en los hogares o en clínicas, autoadministrarse, supervisarse en una clínica o realizarse a distancia mediante telemedicina, de modo que se pueda seguir incluyendo a personas de zonas regionales.
"Sabemos que el compañerismo y las relaciones positivas que se formaron entre los miembros del estudio también sirvieron de motivación", ha afirmado el investigador. "Estos beneficios sociales no pueden subestimarse, sobre todo teniendo en cuenta el vínculo entre la socialización y el bienestar emocional", añade.
AMPLIAR LA LUCHA
Para el doctor Cruickshank, el siguiente paso es probar la eficacia terapéutica del boxeo en un grupo más amplio de personas que viven con distintos estadios de Parkinson.
A su juicio, esta terapia podría ser eficaz para otras afecciones neurológicas como la enfermedad de Huntington, la esclerosis múltiple, el ictus y las lesiones cerebrales traumáticas, entre otras.
"Además de estas afecciones neurológicas, las personas con cáncer también pueden obtener beneficios, sobre todo en el contenido mineral óseo y la masa muscular, que se ven afectados por los tratamientos", ha detallado, para advertir de que "la capacidad de adaptar el entrenamiento al estado individual de cada persona es realmente importante".
Así las cosas, el investigador espera que los programas de boxeo puedan aplicarse "pronto" al tratamiento de la enfermedad del Parkinson "en un futuro no muy lejano". "Ahora sabemos que es seguro, que se tolera bien y que la gente lo disfruta", ha reiterado. "Una vez que hayamos establecido la eficacia terapéutica con ensayos más amplios, entonces estará listo para implantarse en la comunidad", ha finalizado.