MADRID, 4 Jun. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Centro Baycrest de Cuidados Geriátricos en Toronto (Canadá) han descubierto el impacto inmediato que tiene en el cerebro aprender a tocar un instrumento musical, lo que puede ayudar a las personas mayores a mantener sus capacidades auditivas e incluso a evitar el deterioro cognitivo propio de la edad.
El hallazgo aparece publicado en el último número de la revista 'Journal of Neuroscience' y según sus autores puede favorecer el desarrollo de iniciativas de rehabilitación cerebral a través de la música.
En concreto, han descubierto que el aprendizaje de tocar un instrumento altera las ondas cerebrales y mejora las habilidades auditivas durante un corto período de tiempo, un cambio de actividad que demuestra la capacidad del cerebro para volver a conectarse y compensar las lesiones o enfermedades que puedan obstaculizar la capacidad de una persona para realizar tareas.
"Este es el primer estudio que demuestra que aprender a reproducir un sonido con un instrumento cambia la percepción cerebral del sonido de forma diferente a cómo lo hace escuchar música", ha señalado Bernhard Ross, principal autor del estudio.
El estudio incluyó a 32 adultos jóvenes y sanos que tenían un nivel auditivo normal, sin antecedentes neurológicos o psiquiátricos, de quienes analizaron sus ondas cerebrales mientras escuchaban por primera vez sonidos parecidos al de un tazón o cuenco tibetano.
PROBANDO A TOCAR UN CUENCO TIBETANO
Después de escuchar el sonido, a la mitad de los participantes se les proporcionó este instrumento y se les pidió que trataran de recrear los mismos sonidos y ritmos con él, mientras que el resto tenían que reproducir el sonido con el teclado del ordenador.
"Se ha planteado la hipótesis de que el acto de tocar un instrumento requiere que muchos sistemas cerebrales trabajen juntos, como los sistemas de audición, el motor y el de percepción", según ha explicado Ross.
De este modo, en su trabajo observaron por primera vez cambios directos en el cerebro después de una única sesión, lo que "demuestra que la acción de hacer música lleva un fuerte cambio en la actividad cerebral", ha señalado.
Los próximos pasos del estudio incluyen analizar la recuperación tras un ictus de pacientes con formación musical, en comparación con los beneficios de otras interveciones como la fisioterapia, o el impacto de saber tocar un instrumento en el cerebro de los adultos mayores.