MADRID, 8 May. (EUROPA PRESS) -
Un ensayo recientemente publicado por el Instituto Kennedy Krieger (Estados Unidos) revela un camino prometedor para los bebés que muestran signos tempranos de retrasos en la comunicación social. Los resultados se recogen en 'Autism Research'.
El estudio revela que el coaching dirigido a cuidadores de bebés de tan solo 8 meses mejora significativamente la comunicación y el desarrollo cognitivo de los bebés. Los cuidadores del ensayo recibieron 16 sesiones en casa con un psicólogo del desarrollo capacitado. Las estrategias incluyeron narrar las acciones del bebé, como decir "rodaste la pelota", y elegir juguetes que favorecieran el lenguaje, la atención y la participación.
Este es uno de los primeros ensayos que evalúa intervenciones dirigidas por los padres para bebés menores de 12 meses con retrasos sociales. La doctora Rebecca Landa, directora ejecutiva del Centro de Servicios, Ciencia e Innovación para el Autismo (CASSI) y autora principal del estudio, afirma que este modelo empodera a las familias al ayudarles a aprender estrategias para aumentar la participación y la comunicación de sus bebés.
"Sabemos que el desarrollo temprano sienta las bases para un futuro mejor. Este estudio demuestra que no tenemos que esperar el diagnóstico para actuar. Los padres pueden lograr avances significativos con sus bebés mediante un conjunto eficaz de estrategias", asegura Landa.
AVANCES SIGNIFICATIVOS ANTES DEL DIAGNÓSTICO DEL AUTISMO
Entre los hallazgos, se expone que los cuidadores que recibieron capacitación en el uso de estrategias de participación infantil fueron más efectivos durante las interacciones con sus bebés que aquellos que recibieron solo educación general. Por otra parte, los bebés del grupo de entrenamiento mostraron mayores avances en la interacción social cara a cara y en el aprendizaje no verbal.
Asimismo, la atención conjunta, como mirar entre un juguete y una persona, casi se duplicó en el grupo de intervención. Por otra parte, el uso de estrategias específicas por parte de los cuidadores aumentó un 20% después del ensayo. Las mejoras duraron al menos ocho semanas después de la intervención.
Los retrasos en la comunicación social son indicadores tempranos de trastornos como el autismo, pero las intervenciones no suelen comenzar hasta los 2 o 3 años. Este estudio presenta argumentos sólidos para iniciar el apoyo durante el primer año de vida, cuando el cerebro es más adaptable.
"Esta investigación demuestra que iniciar la intervención antes de que los niños hablen podría tener un gran impacto en el desarrollo de la comunicación", concluye Landa.
"En lugar de esperar y observar, podemos empezar a apoyar a las familias cuando surgen inquietudes y, potencialmente, prevenir retrasos más significativos".