Los bebés prematuros que reciben más piel con piel muestran un cerebro más preparado para manejar emociones y estrés

Archivo - Newborn Premature in Incubator
Archivo - Newborn Premature in Incubator - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / METIN KIYAK - Archivo
Infosalus
Publicado: jueves, 25 septiembre 2025 7:35

   MADRID, 25 Sep. (EUROPA PRESS) -

   Los bebés prematuros nacidos antes de las 32 semanas que recibieron más contacto piel con piel durante su estancia en el hospital mostraron un mayor desarrollo cerebral en áreas relacionadas con la regulación de las emociones y el estrés que los bebés que recibieron menos contacto piel con piel, según un estudio del del Instituto Neurológico Burke en White Plains, Nueva York (Estados Unidos).

   El estudio, publicado en 'Neurology', la revista médica de la Academia Americana de Neurología, no prueba que el contacto piel con piel provoque directamente un mayor desarrollo cerebral, solo muestra una asociación.

   "Se ha demostrado que el contacto piel con piel en bebés prematuros tiene muchos beneficios. Estudios previos lo relacionan con una mejor vinculación, el sueño, la función cardíaca y pulmonar, y el crecimiento, así como con la reducción del dolor y el estrés", narra la autora del estudio, la doctora Katherine E. Travis, del Instituto Neurológico Burke en White Plains.

"Nuestros hallazgos en bebés nacidos muy prematuros sugieren que el contacto piel con piel también podría influir en el desarrollo cerebral temprano, lo que resalta la importancia potencial de las experiencias de cuidado durante las primeras semanas de vida de un bebé prematuro", afirman.

   El estudio incluyó a 88 bebés prematuros con una edad gestacional promedio de 29 semanas y un peso promedio de 1,2 kg. La estancia hospitalaria promedio fue de dos meses. El objetivo era determinar si el contacto piel con piel (también conocido como método canguro) estaba relacionado con el desarrollo cerebral de las áreas que ayudan a regular las emociones y el estrés.

   Los investigadores monitorearon el contacto piel con piel con los familiares durante la hospitalización de cada bebé, incluyendo la duración de cada sesión y el total de minutos por día. Las familias lo visitaron un promedio de una vez al día. Cuando brindaron contacto piel con piel, la sesión promedio fue de alrededor de 70 minutos, y el 73% de las sesiones fueron a cargo de las madres. Durante toda la hospitalización, el contacto piel con piel promedio por día fue de 24 minutos.

   Cada bebé se sometió a una tomografía cerebral antes de salir del hospital, aproximadamente cuando alcanzarían la edad de término, alrededor de las 40 semanas. Las tomografías cerebrales midieron el movimiento del agua a través del tejido cerebral. Este movimiento ayuda a revelar cómo se desarrolla la materia blanca (la red de comunicación del cerebro). Los investigadores compararon los marcadores de la materia blanca con el tiempo que los prematuros recibieron contacto piel con piel por sesión y por día.

   En cuanto a la duración del contacto piel con piel por sesión, los investigadores descubrieron que las sesiones más largas se asociaban con una mayor difusividad media (la libertad con la que el agua se mueve a través del cerebro) en dos regiones cerebrales clave: el cíngulo, que facilita la atención y la regulación emocional; y las radiaciones talámicas anteriores, que conectan las áreas implicadas en el procesamiento emocional y la memoria. Las sesiones más largas también se asociaron con una menor anisotropía fraccional (la forma en que el movimiento del agua se ve influenciado por el desarrollo de los tejidos celulares) en las radiaciones talámicas anteriores.

    Para el total diario de minutos de contacto piel con piel, los investigadores encontraron que una mayor cantidad se relacionaba con una mayor difusividad media en las radiaciones talámicas anteriores. También se relacionaban con una menor anisotropía fraccional en dichas radiaciones.

   Estas asociaciones siguieron siendo significativas incluso después de que los investigadores tuvieran en cuenta factores que podrían influir en el desarrollo del cerebro, incluida la edad gestacional al nacer, la edad en el momento de la exploración, el nivel socioeconómico y la frecuencia de visitas de la familia.

   "Nuestros hallazgos refuerzan la creciente evidencia de que el desarrollo de la sustancia blanca es sensible a la experiencia de un bebé prematuro durante su estancia en el hospital", apunta Travis. "El contacto piel con piel no solo proporciona a los bebés prematuros conexiones familiares a través del vínculo, sino que también puede fomentar nuevas conexiones dentro del propio cerebro, mejorando así su salud cerebral en general".

   Una limitación del estudio es que se realizó en un solo hospital y los investigadores revisaron los historiales médicos existentes. Los autores señalan que futuras investigaciones deberían explorar cómo las experiencias tempranas de cuidado, como el contacto piel con piel, podrían influir en el desarrollo cerebral y favorecer el desarrollo conductual posterior a medida que los bebés prematuros crecen.

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