MADRID, 25 Abr. (EUROPA PRESS) -
De acuerdo con un estudio publicado en la revista 'Microbine', y dirigido por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, los hombres y mujeres que consumen una o más bebidas alcohólicas al día presentan más bacterias orales relacionadas con enfermedades en las encías, el corazón y algunos cánceres, que aquellos que no beben.
"Nuestro estudio ofrece pruebas claras de que beber es malo para mantener un equilibrio saludable de microbios en la boca y podría ayudar a explicar por qué beber, como fumar, provoca cambios bacterianos ya vinculados al cáncer y las enfermedades crónicas", explica la investigadora principal del estudio y epidemióloga, Jiyoung Ahn.
El estudio incluyó a 1.044 estadounidenses, en su mayoría blancos entre los 55 y 87 años. Todos ellos provenían de dos ensayos de cáncer en curso a nivel nacional, y estaban sanos cuando se inscribieron en cualquiera de los estudios. Además, proporcionaron muestras de su microbioma oral, junto con información detallada sobre su consumo de alcohol.
Luego se clasificaron genéticamente y se cuantificaron el número de bacterias orales entre los 270 no bebedores, 614 bebedores moderados y 160 bebedores empedernidos.
RESULTADOS DEL ESTUDIO
Específicamente, los bebedores que participaron en el estudio presentaron mayor número de especies potencialmente dañinas de Bacteroidales, Actinomyces y Neisseria, y menos Lactobacillales, bacteria comúnmente utilizada en los suplementos alimenticios probióticos destinados a prevenir la enfermedad.
Ahn ha detallado que los siguientes pasos de su equipo son determinar los mecanismos biológicos detrás de los efectos del alcohol en el microbioma oral.
Las posibles explicaciones de los desequilibrios microbiómicos relacionados con la bebida, remarca Ahn, podrían ser que los ácidos en las bebidas alcohólicas vuelvan hostil al ambiente oral para que crezcan ciertas bacterias. Otra razón, dice, podría ser la acumulación de subproductos dañinos por la descomposición del alcohol, incluidos productos químicos llamados acetaldehídos, que junto con las toxinas dañinas en la boca del humo del tabaco, son producto de ciertas bacterias, como Neisseria.