MADRID 26 Ago. (EUROPA PRESS) -
Las tasas de suicidio entre los hombres médicos han disminuido con el tiempo, pero siguen siendo significativamente más altas entre las mujeres médicas en comparación con la población general, según un análisis de evidencia de 20 países publicado por 'The BMJ'.
Los investigadores reconocen que el riesgo de suicidio de los médicos varía según los distintos países y regiones, pero dicen que los resultados resaltan la necesidad constante de continuar con la investigación y los esfuerzos de prevención, particularmente entre las médicas.
Según algunas estimaciones, un médico muere por suicidio cada día en Estados Unidos y alrededor de uno cada diez días en el Reino Unido, pero la evidencia sobre las tasas de suicidio de los médicos es inconsistente en los distintos países.
Para abordar esto, los investigadores analizaron los resultados de estudios observacionales publicados entre 1960 y el 31 de marzo de 2024 que compararon las tasas de suicidio entre los médicos y la población general.
Se incluyeron 39 estudios de 20 países (principalmente Europa, Estados Unidos y Australia). En total, se informaron 3303 suicidios de hombres y 587 de mujeres durante dos períodos de observación (1935-2020 y 1960-2020).
En todos los estudios, los investigadores no encontraron un aumento general del riesgo de suicidio entre los médicos varones en comparación con la población general. Sin embargo, entre las médicas, el riesgo de suicidio fue significativamente mayor (76%) que entre la población general.
El análisis de los 10 estudios más recientes en comparación con estudios más antiguos mostró una disminución en las tasas de suicidio tanto entre los médicos hombres como entre las mujeres a lo largo del tiempo, aunque la tasa entre las médicas se mantuvo significativamente elevada (un 24 % más alta) en comparación con la población general.
Se desconocen las causas exactas de este descenso, pero una mayor concienciación sobre la salud mental y un mayor apoyo a los médicos en el lugar de trabajo en los últimos años podrían haber influido, dicen los autores.
El alto nivel de variación (heterogeneidad) entre los estudios también sugiere que el riesgo de suicidio de los médicos no es uniforme en las distintas poblaciones, añaden. Es probable que esto se deba a la formación y los entornos laborales de los distintos sistemas sanitarios y a las distintas actitudes y estigmas en relación con la salud mental y el suicidio.
Un análisis adicional mostró una tasa de suicidio significativamente más alta (81%) entre los médicos varones en comparación con otros grupos profesionales de estatus social y económico similar. Los resultados parecieron similares para las médicas, pero el número de estudios elegibles fue demasiado bajo para sacar conclusiones firmes.
Los investigadores reconocen varias limitaciones, entre ellas la escasez de estudios realizados fuera de Europa, Estados Unidos y Australia, y la probable falta de información sobre el suicidio como causa de muerte debido al estigma. No obstante, su análisis se basó en una evaluación completa de la evidencia disponible y exploró una variedad de factores como posibles causas de la variación.
Como tal, los investigadores piden que se sigan realizando esfuerzos en la investigación y prevención de las muertes de médicos por suicidio, en particular entre las médicas, y dicen que también se necesitan investigaciones futuras para evaluar los posibles efectos relacionados con el covid-19 en las tasas de suicidio de los médicos de todo el mundo.
En un editorial vinculado, la doctora Clare Gerada y sus colegas explican que si bien los médicos comparten factores de riesgo con sus pares no médicos, enfrentan riesgos adicionales como el agotamiento y barreras para acceder a ayuda oportuna para problemas de salud mental.
La selección para la profesión médica también favorece rasgos de personalidad como el perfeccionismo, la obsesión y la competitividad, que en entornos laborales muy estresantes pueden dar lugar a una tríada de culpa, baja autoestima y una persistente sensación de fracaso. Los médicos también tienen acceso a medicamentos potencialmente peligrosos.
Algunos estudios también han reportado vínculos entre la enfermedad mental y el suicidio y ser objeto de una denuncia o de procesos regulatorios.
Argumentan que las medidas para reducir la angustia mental y el riesgo de suicidio entre los médicos, en particular las mujeres, implican abordar problemas sistémicos de larga data que generan angustia, como abordar las culturas laborales y regulatorias deficientes, permitir a los médicos un equilibrio sensato entre trabajo y vida personal y prestar atención a las necesidades emocionales y psicológicas básicas de todo el personal.
Por último, dicen que todos los médicos deben tener acceso a servicios de intervención temprana y tratamiento confidencial para que no sufran en silencio.