MADRID, 15 Jul. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Brigham and Women Hospital de Boston (Estados Unidos) han detectado cambios en las bacterias que conforman la microbiota intestinal de pacientes con esclerosis múltiple, con diferencias en función de si estaban o no en tratamiento, según publica en su último número la revista 'Nature Communications'.
Estudios previos llevan tiempo analizando la conexión entre las bacterias intestinales y enfermedades del sistema inmune como ésta, pero es la primera vez que en la esclerosis múltiple se detectan evidencias claras de posibles cambios con respecto a la microbiota de personas sanas.
"Nuestros resultados plantean la posibilidad de que, al verse afectada la microbiota intestinal, se podrían desarrollar tratamientos que la modifiquen y, a su vez, también afecten a la respuesta inmune", ha explicado Howard Weiner, uno de los autores de este trabajo.
Weiner y su equipo utilizaron datos y muestras de pacientes procedentes de un estudio longitudinal llevado a cabo en el centro, incluyendo un total de 60 afectados y 43 sujetos sanos para realizar una secuenciación genética y poder identificar diferencias en su comunidad bacteriana.
De este modo, vieron como los pacientes con esclerosis múltiple tenían niveles más altos de ciertas especies bacterianas, como el 'Methanobrevibacter' y la 'Akkermansia', y más bajos de otras, como las 'Butyricimonas', en comparación con los participantes sanos.
RELACIONADOS CON CAMBIOS EN LA ACTIVIDAD DE ALGUNOS GENES
Otros trabajos han demostrado que varios de estos microorganismos pueden relacionarse con la inflamación o con una respuesta autoinmune. Y en este sentido, los autores reconocen que también encontraron cambios en la microbiota correlacionados con cambios en la actividad de algunos genes que juegan un papel clave en el sistema inmune.
El equipo también recogió muestras de aliento de los sujetos y vio que, como resultado de estos mayores niveles de 'Methanobrevibacter', los pacientes con esclerosis múltiple tenían niveles más altos de metano.
Los investigadores también observaron diferencias en función de los pacientes recibían tratamiento, ya que en aquellos en los que la terapia era capaz de modificar el curso de la enfermedad presentaban una microbiota más normalizada.
No obstante, admiten que son necesarios más estudios para determinar qué papel juegan estas bacterias en la progresión de la enfermedad y si su modificación puede ser útil para el tratamiento de la esclerosis múltiple.