MADRID, 14 Abr. (EUROPA PRESS) -
Investigadores han demostrado que varios tipos de bacterias intestinales podrían ser factores que causan y previenen la obesidad y otros trastornos y enfermedades. Ahora, un estudio de la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA), en Estados Unidos, sugiere que también podrían potencialmente emplearse para reducir el riesgo de algunos tipos de cáncer.
La investigación, publicada en la edición digital de este miércoles de la revista 'Plos One', ofrece evidencia de que bacterias anti-inflamatorios intestinales "beneficiosas para la salud" pueden retrasar o detener el desarrollo de algunos tipos de cáncer.
En última instancia, los médicos podrían ser capaces de reducir el riesgo de una persona de padecer cáncer mediante el análisis de los niveles y tipos de bacterias intestinales en el cuerpo y luego prescribir probióticos para reemplazar o reforzar la cantidad de bacterias con propiedades anti-inflamatorias, apunta el autor principal del estudio, Robert Schiestl, profesor de Patología, Ciencias de la Salud Ambiental y Radiación Oncológica en UCLA. "No es invasivo y es bastante fácil de hacer", afirma.
Durante millones de años, las bacterias intestinales se han convertido en buenas y malas: las buenas tienen propiedades anti-inflamatorias y las malas promueven la inflamación. El cuerpo humano contiene típicamente alrededor de 10 billones de células bacterianas, en comparación con sólo 1 billón de células humanas.
Schiestl y sus colegas aislaron una bacteria llamada 'Lactobacillus johnsonii 456', que es la más abundante de las bacterias beneficiosas y que tiene algunas aplicaciones muy útiles fuera de la medicina. "Dado que es una cepa de 'Lactobacillus', hace yogur, kéfir, chucrut y Kombucha", señala.
En el estudio de la UCLA, la bacteria redujo el daño de genes y disminuyó significativamente la inflamación, un objetivo crítico porque la inflamación juega un papel clave en muchas enfermedades, incluyendo cáncer, patologías neurodegenerativas, enfermedades del corazón, artritis y lupus, y en el proceso de envejecimiento.
La investigación anterior dirigida por Schiestl presentó la primera evidencia de una relación entre la microbiota intestinal y la aparición de linfoma, un cáncer que se origina en el sistema inmunológico. El nuevo trabajo explica cómo esta microbiota podría retrasar la aparición de cáncer y sugiere que los suplementos probióticos podrían ayudar a evitar la formación de cáncer.
RALENTIZA EL CRECIMIENTO DE LOS TUMORES
Para ambos estudios, Schiestl y su equipo utilizaron ratones que tenían mutaciones en un gen llamado ATM, lo que los hacía susceptibles a un trastorno neurológico llamado ataxia telangiectasia. El trastorno, que afecta a una de cada 100.000 personas, está vinculada con una alta incidencia de leucemia, linfomas y otros cánceres.
Se dividió a los ratones en dos grupos: uno al que sólo se le dio bacterias anti-inflamatorias y el otro que recibió una mezcla de microbios inflamatorios y anti-inflamatorios que típicamente coexisten en los intestinos. En el artículo, Schiestl y su equipo mostraron que en los roedores con más bacterias beneficiosas, el linfoma tardó mucho más tiempo en formarse.
En el nuevo estudio, los autores analizaron los metabolitos --moléculas producidas por la acción metabólica natural del intestino-- en la orina y las heces de los ratones. Se sorprendieron al encontrar que los ratones que recibieron sólo la microbiota beneficiosa producían metabolitos que son conocidos por prevenir el cáncer, además de tener un metabolismo de la grasa y oxidativo más eficiente, lo que los investigadores creen que también podría reducir el riesgo de cáncer.
En los ratones que recibieron sólo las bacterias buenas, el linfoma se formó mucho más lento que en los otros ratones y vivieron cuatro veces más y con menos daño en el ADN e inflamación. "En conjunto, estos hallazgos dan credibilidad a la idea de que la manipulación de la composición microbiana puede usarse como una estrategia eficaz para prevenir o aliviar la susceptibilidad al cáncer", escriben los investigadores.
"Sorprendentemente, nuestros hallazgos sugieren que la composición de la microbiota intestinal influye y altera el metabolismo central de carbono de una manera independiente del genotipo. En el futuro, tenemos la esperanza de que el uso de probióticos puede ser un potencial quimiopreventivo para los humanos normales, además de que el mismo tipo de microbiota disminuiría la incidencia de tumores en las poblaciones susceptibles de cáncer", concluye.