Echar una partida de un juego de guerra, tan irrelevante como ver un documental de pingüinos
MADRID, 15 Abr. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Flinders University de Adelaida, en Australia, aseguran que unas partidas de videojuegos justo antes de acostarse apenas tienen un "efecto leve" a la hora de conciliar pronto el sueño o tardar más en dormirse, prácticamente similar que el que puede provocar ver un documental relajante sobre la naturaleza.
Estas son las conclusiones a las que han llegado tras un estudio preliminar, cuyos resultados aparecen publicados en la última edición del 'Journal of Clinical Sleep Medicine', en el que compararon los efectos del videojuego 'Call of Duty 4: Modern Warfare', en el que el jugador asume las funciones de un representante de las fuerzas aéreas especiales británicas, frente a la visualización del documental 'La Marcha de los Pingüinos'.
Pese a que existen pocos datos científicos sobre los efectos de los videojuegos en el sueño, diferentes expertos sugerían que jugar por la noche podría tener un efecto perjudicial sobre el sueño debido a que la estimulación producida por el videojuego mantiene a la persona despierta, incluso después de haber terminado de jugar.
Sin embargo, después de analizar los patrones de sueño de 13 jóvenes de entre 14 y 18 años tras realizar ambas prácticas, comprobaron que "no presentaban ningún problema de sueño".
Durante la primera noche, los jóvenes se dedicaron a jugar a 'Call of Duty 4: Modern Warfare' durante 50 minutos y, una semana después, vieron durante el mismo tiempo el citado documental de pingüinos, que relata el viaje anual de los pingüinos emperador de la Antártida a través de vastas extensiones de hielo hasta su lugar de cría.
"Lo que sucede con el personaje virtual del adolescente podría empezar a evocar sentimientos de ansiedad o frustración que, a su vez, podría tener grandes efectos sobre el sueño de los jóvenes", explicó Michael Gradisar, autor del estudio, en declaraciones a la BBC recogidas por Europa Press. Además, hasta tres de los participantes se quedaron dormidos con el documental, algo que no sucedió en ningún caso con el videojuego.
Pese a todo, y aunque la mayoría de adolescentes tardó más en conciliar el sueño después de jugar el videojuego, un gran número de ellos se quedó dormido unos siete minutos y medio después de meterse en la cama, mientras que la media cuando vieron el documental fue de sólo cuatro minutos.
"Pese a que elegimos intencionalmente una película muy tranquila para contrastarla con el estímulo de un videojuego violento", explicó Gradisar, éste "no provocó que los adolescentes necesitaran un tiempo mucho más largo para conciliar el sueño".
Pese a estos resultados, este experto admitió que el estudio tiene limitaciones, sobre todo que hay muy pocos adolescentes adictos a los videojuegos que tan sólo estén 50 minutos jugando por la noche. Así, "con más tiempo invertido podría haber más inversión emocional en el juego, generando grandes efectos sobre el sueño de los jóvenes".