MADRID, 6 Oct. (EUROPA PRESS) -
La población española vive ahora unos seis años más de media que hace 25 años, pero este progreso se ve amenazado por el aumento de los problemas de salud relacionados con el tabaquismo, la hipertensión y un índice de masa corporal (IMC) elevado, según los resultados de un estudio internacional que publica la revista 'The Lancet'.
El trabajo del Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud (IHME) contó con la colaboración de más de 1.800 investigadores y se basó en un nuevo análisis científico de más de 300 enfermedades y lesiones en 195 países para analizar diferentes aspectos como la esperanza de vida y las principales causas de mortalidad y discapacidad global, entre otros.
A nivel mundial muestra como las mejoras en el saneamiento, las vacunas, la calidad del aire interior y la nutrición han permitido a los niños de los países pobres a vivan más tiempo que hace 25 años. En cambio, otros factores de riesgo como la obesidad y el consumo de drogas aumentaron más de un 25 por ciento en el mismo período.
Otros factores de riesgo que han aumentado son los provocados por la mala alimentación, la falta de ejercicio y el tabaquismo, y dan lugar a una carga importante para la salud. En concreto, la hipertensión fue el principal factor de riesgo de enfermedad en 2015, lo que contribuye a más del 9 por ciento de la pérdida de salud mundial, seguido por el tabaco (6,3%), el azúcar en sangre (6,1%) y un índice de masa corporal alto (5%).
Pese a estos datos la esperanza de vida aumentó de alrededor de 62 años a casi 72 desde 1980 hasta 2015 y, aunque la mortalidad infantil se ha reducido progresivamente, en varias naciones del África subsahariana están repuntando las altas tasas de mortalidad debido al VIH/sida.
En España un niño nacido en 2015 puede esperar vivir hasta los 83 años, mientras que los padres de ese niño, si hubieran nacido en 1990, tendrían una esperanza de vida media de 77 años. Y mientras que en 2005 las mujeres podían esperar vivir 83,6 años y los hombres 76,9, ahora la esperanza de vida de las mujeres fue de 85,3 años y en los hombres 79,8 años.
LA CARDIOPATÍA ISQUÉMICA, PRINCIPAL CAUSA DE MUERTE
La cardiopatía isquémica es la principal causa de muerte, con 60.777 muertes en 2015, seguida del Alzheimer (46.296) y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC (27.461). A ellas también hay que sumar otras como la enfermedad cerebrovascular o el cáncer de pulmón.
Pero el estudio, según ha reconocido el español Josep Maria Haro, director de investigación y enseñanza en el Parc Sanitari Sant Joan de Déu de Barcelona que ha colaborado en este trabajo, muestra "no sólo las enfermedades que provocan el mayor número de muertes, sino también las condiciones crónicas tales como dolor de espalda o depresión, que son las principales fuentes de pérdida de salud", junto con enfermedades de los órganos sensoriales, las migrañas y las enfermedades de la piel.
"Vemos que hay países que han mejorado mucho más rápido y podría explicarse por mayores ingresos, la educación o la natalidad, aunque otros --entre ellos Estados Unidos-- son mucho menos saludables pese a sus recursos", ha añadido Christopher Murray, director del Instituto para la Métrica y Evaluación Sanitaria (IHME) de la Universidad de Washington en Seattle (Estados Unidos).
A pesar de que el mundo ha hecho grandes avances en la reducción de muertes de niños de corta edad, a nivel mundial unos 5,8 millones de niños menores de 5 años murieron en 2015. De esa cifra global, 1.256 de esos niños estaban en España, un tercio de las muertes en esa franja de edad en 1990 (3.846).
LA MORTALIDAD MATERNA CAE UN TERCIO
Asimismo, dar a luz es más seguro para las madres y los recién nacidos de lo que ha sido en los últimos 25 años, ya que el número de mortalidad materna a nivel mundial se redujo en aproximadamente un 30 por ciento desde 1990, pasando de una tasa de 282 por 100.000 nacidos vivos en 1990 a 196 en 2015.
En España, las muertes de mujeres embarazadas o que acaban de dar a luz ha pasado de 50 en 1990 a 23 en 2015, mientras que la proporción de muertes maternas disminuyó de 13 a 6 muertes por cada 100.000 nacidos vivos.
Pese a estos avances, 24 países todavía tienen una elevada tasa de mortalidad materna, con más de 400 muertes por cada 100.000 nacidos vivos, destacando los casos de República Centroafricana (1.074 muertes por cada 100.000), Afganistán (789 por 100.000) y Sierra Leona (696 por 100.000).
Este hecho muestra la necesidad de introducir mejoras en la atención de la salud reproductiva para conseguir el objetivo fijado por Naciones Unidas de que todos los países logren tener menos de 70 muertes por cada 100.000 nacidos vivos en 2030. Entre las áreas de mejora incluyen un mayor acceso a la planificación familiar, un mejor cuidado rutinario de la salud reproductiva, y la mejora de los sistemas de recogida de datos.
El estudio muestra como cada país tiene sus propios desafíos específicos y mejoras, desde disminuir el número de suicidios en Francia hasta reducir las tasas de mortalidad en las carreteras de Nigeria o reducir el número de muertes relacionadas con el asma en Indonesia.