Afecta al 4 por ciento de la población y uno de cada cinco requieren ingreso hospitalario en algún momento de su vida por alguna crisis
La profesora titular de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid, María Inés López-Ibor, afirmó hoy que en los últimos años están aumentando en España los casos de trastornos límite de personalidad o 'borderline' entre adolescentes, dado que se conocen mejor los síntomas y se diagnostican más, al tiempo que también ha aumentado el estrés ambiental a estas edades.
Según los datos que maneja esta experta, que mañana participa en unas jornadas sobre este trastorno que se están celebrando en el Instituto de España, esta patología afecta a entre un 2 y un 4 por ciento de la población, siendo más frecuente en mujeres y cuyos primeros síntomas aparecen en la adolescencia, entre los 14 y 16 años.
Los síntomas son "muy variados" y están relacionados con otros trastornos de afectividad o alimentarios. Así, explicó la doctora López-Ibor, son "pacientes con baja tolerancia a la frustración, con ataques de ira y cólera, tendencias a perder el control, autoagresivos que se generan heridas, con un fuerte sentimiento de soledad, vacío o inferioridad, y que generalmente no están contentos con el mundo".
A pesar de que tras este cuadro clínico puede haber factores genéticos --se han detectado familiares de primer grado con bajos controles de los impulsos o tolerancia a la frustración-- y biológicos, con alteraciones en neurotransmisores u otras áreas del cerebro, esta psiquiatra explicó que "en función del ambiente de estrés, las malas relaciones y otros hábitos como el consumo de drogas, tranquilizantes y alcohol hacen que que el paciente "tenga más posibilidades de desarrollar el trastorno".
En este sentido, advirtió de que actualmente los adolescentes están sometidos a más presión, estrés, "en un entorno en el que es habitual el consumo de drogas y en una sociedad del bienestar en la que 'lo quiero todo y ya'. En definitiva, hay más estrés ambiental", según López-Ibor.
Por ello, esta experta recomendó a los familiares a acudir al especialista en caso de percibir cualquier anomalía que pueda "confundirse con una adolescencia complicada", ya que se pueden generar fuertes crisis que requieran incluso tratamiento hospitalario. De hecho, un 20 por ciento son ingresados en algún momento de su vida "por alguna crisis o épocas más complicadas".
No obstante, el diagnóstico es "cada vez más preciso" y el paciente mejora mucho una vez iniciado el tratamiento, que combina una parte farmacológica, para incidir en los aspectos biológicos de la enfermedad (antidepresivos, estabilizadores del ánimo, en función de los síntomas), y otro psicológico conductual y cognitivo, "para que aprendan a manejar sus frustraciones y controlarlas".