MADRID 5 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores españoles han identificado un mecanismo molecular que, tras ser manipulado, ha aumentado en ratas de laboratorio su capacidad de aprender y retener información espacial. La investigación aporta nuevos datos sobre los mecanismos moleculares de este proceso y cómo pueden manipularse para facilitar la memoria.
El estudio, que fue recientemente publicado en 'PLoS Biology' y destacado en 'Nature', está dirigido desde del Centro de Biología Molecular "Severo Ochoa" (CBMSO), centro mixto CSIC-UAM. En él, sus autores demuestran que las sinapsis (conexiones) pueden hacerse más plásticas usando un pequeño fragmento de una proteína (péptido) que está implicada en la comunicación celular. Este péptido (conocido por su abreviatura, FGL) inicia una cascada de acontecimientos dentro de la neurona que resulta en la facilitación de la plasticidad sináptica.
En concreto, FGL induce la incorporación de nuevos receptores de neurotransmisor en las sinapsis del hipocampo, zona del cerebro implicada en el aprendizaje y la memoria. De hecho, cuando los investigadores administraron FGL a ratas de laboratorio, su capacidad de aprender y retener información espacial fue aumentada.
"Desde hace aproximadamente tres décadas, se sabe que las conexiones sinápticas entre neuronas no son estáticas, sino que responden a la actividad neuronal modificando su intensidad. Así, estímulos del exterior pueden provocar que algunas sinapsis se potencien, mientras otras se debilitan. Este código de bajadas y subidas de intensidad es, precisamente, lo que permite al cerebro almacenar información y formar memorias durante el aprendizaje", explica el investigador del CBMSO José A. Esteban, uno de los autores de la investigación.
En este contexto, las conclusiones del trabajo revelan que los mecanismos de plasticidad sináptica se pueden manipular farmacológicamente, de forma que aumente la capacidad cognitiva, al menos en animales de laboratorio.
La también investigadora del CBMSO y firmante del trabajo, Shira Knafo, añade que "este tipo de estudios de ciencia básica contribuye a diseccionar las bases moleculares y celulares que controlan nuestras funciones cognitivas, y nos orientan acerca de posibles vías de intervención terapéutica para enfermedades mentales en las que estos mecanismos son defectuosos".