MADRID, 9 Ene. (EUROPA PRESS) -
Los niveles moderados de dos contaminantes del aire exterior, el ozono y las partículas finas, se asocian a ataques de asma no vírico en niños y adolescentes que viven en zonas urbanas de bajos ingresos, según ha revelado un estudio financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y publicado en la revista 'The Lancet Planetary Health'.
El estudio también identifica asociaciones entre la exposición a los dos contaminantes y los cambios moleculares en las vías respiratorias de los niños durante los ataques de asma no viral, lo que sugiere posibles mecanismos de dichos ataques.
Según los investigadores, este estudio observacional es uno de los primeros en relacionar los niveles elevados de contaminantes específicos del aire exterior en determinadas ubicaciones urbanas con cambios distintivos en las vías respiratorias durante los ataques de asma no desencadenados por virus respiratorios.
"La estrecha relación que demuestra este estudio entre determinados contaminantes atmosféricos en niños de comunidades urbanas empobrecidas y las crisis de asma no vírica aumenta aún más las pruebas de que la reducción de la contaminación atmosférica mejoraría la salud humana", afirma el doctor Hugh Auchincloss, director en funciones del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID), que forma parte de los NIH.
El asma está causada por la inflamación crónica de las vías respiratorias. Durante un ataque de asma, el revestimiento de las vías respiratorias se hincha, los músculos que las rodean se contraen y las vías respiratorias producen más mucosidad, estrechando considerablemente el espacio para que el aire entre y salga de los pulmones.
Los niños que viven en entornos urbanos de bajos ingresos en Estados Unidos corren un riesgo especialmente alto de sufrir ataques de asma. Las crisis de asma provocadas por infecciones por virus respiratorios, un desencadenante frecuente, se han estudiado ampliamente, pero no así las que se producen independientemente de dichas infecciones.
En el estudio actual, los investigadores examinaron la relación entre los niveles de contaminantes atmosféricos y las crisis de asma que se producían en ausencia de un virus respiratorio entre 208 niños de 6 a 17 años que padecían asma propensa a las crisis y vivían en barrios de bajos ingresos de una de las nueve ciudades estadounidenses.
A continuación, validaron las asociaciones que encontraron entre los niveles de contaminantes atmosféricos y los ataques de asma no víricos en una cohorte independiente de 189 niños de 6 a 20 años con asma persistente que también vivían en barrios de bajos ingresos de cuatro ciudades estadounidenses.
Realizaron un seguimiento prospectivo de los niños durante un máximo de dos enfermedades respiratorias o aproximadamente seis meses, lo que ocurriera primero. Cada enfermedad se clasificó como vírica o no vírica y como un ataque de asma o no.
A continuación cotejaron cada enfermedad con los valores del índice de calidad del aire y los niveles de contaminantes atmosféricos individuales registrados por la Agencia de Protección del Medio Ambiente en la ciudad correspondiente en las fechas cercanas a la enfermedad. Posteriormente, los investigadores ajustaron los datos en función de la ciudad y la estación del año para reducir el impacto de estas variables en los resultados.
Los científicos descubrieron que los ataques de asma tenían una causa no vírica en casi el 30% de los niños, de dos a tres veces la proporción observada en niños no urbanos, según informes publicados anteriormente. Estos ataques se asociaron a niveles localmente elevados de partículas finas y ozono en el aire exterior.
Así, relacionaron los cambios en la expresión de conjuntos específicos de genes que desempeñan un papel en la inflamación de las vías respiratorias con los niveles elevados de estos dos contaminantes mediante el análisis de muestras de células nasales obtenidas de los niños durante las enfermedades respiratorias. Algunos de los patrones de expresión génica identificados sugieren que en las crisis asmáticas no virales pueden estar implicadas vías biológicas únicas.
Dados los resultados del estudio, consideran que será importante desarrollar y probar diferentes estrategias para ver si previenen o reducen los ataques de asma asociados a la contaminación en niños urbanos.
Según explican, estas estrategias pueden incluir tratamientos diseñados para contrarrestar los efectos nocivos de los niveles elevados de contaminantes del aire exterior en las respuestas inflamatorias de las vías respiratorias vinculadas a los ataques de asma no virales, y dispositivos para la monitorización personalizada de los niveles locales de contaminantes del aire exterior para informar sobre el tratamiento del asma.