MADRID 27 Feb. (EUROPA PRESS) -
Un estudio de 20 años sobre 1,2 millones de nacimientos en la ciudad de Sydney, elaborado por la Universidad de Monash (Australia), muestra una fuerte asociación entre el riesgo de parto prematuro y la exposición a temperaturas extremadamente altas.
Los datos sugirieron que esta asociación con la temperatura extrema podría reducirse por el nivel de vegetación en los alrededores residenciales de una persona embarazada. Asimismo, los hallazgos sugieren que los servicios de salud deberían considerar prepararse para un aumento de nacimientos prematuros a medida que nuestro clima se calienta.
Para los propósitos del estudio, se analizaron 1,2 millones de nacimientos, incluidos 63.144 partos prematuros, ocurridos en Sydney, entre 2000 y 2020, utilizando la recopilación de datos de las parteras de Nueva Gales del Sur. El exceso de calor se definió como temperaturas trimestrales superiores al percentil 95 de las distribuciones trimestrales durante un período de 20 años.
El equipo de investigación cruzó estos datos con datos históricos de temperatura, así como con la cobertura de árboles y los niveles generales de verdor derivados de imágenes de satélite. La investigación concluyó que la exposición al calor extremo tanto diurno como nocturno en el tercer trimestre estaba fuertemente asociada con un mayor riesgo de parto prematuro, a diferencia de la misma exposición en el primer o segundo trimestre.
Esta asociación existía para todos los niveles de verdor a nivel de área, aunque la fuerza de la asociación disminuyó ligeramente para las mujeres que vivían en áreas con más árboles y otro tipo de vegetación, lo que plantea la posibilidad intrigante de que el verdor podría mejorar parte del riesgo excesivo de la exposición al calor extremo. en el tercer trimestre que merece más estudio.
La evidencia emergente sugiere que la temperatura del aire durante la noche, particularmente el calor nocturno extremo, afecta significativamente la salud, incluidos el sueño y el descanso. La calidad y duración del sueño afectan varios aspectos de la salud, y las alteraciones en estos factores pueden tener consecuencias en los resultados del embarazo. Asimismo, se concluye que las altas temperaturas nocturnas pueden alterar los ritmos circadianos y potencialmente influir en la presión arterial, lo que puede ser un problema para las personas embarazadas.
Dado el aumento proyectado de las temperaturas extremas a medida que nuestro planeta se calienta, resulta crucial comprender sus impactos en los resultados de los nacimientos y desarrollar estrategias para mitigar los riesgos.