MADRID, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio publicado en 'The American Journal of Pathology' ha revelado que la deficiencia del receptor neuropilina 2 (NRP2) en las células endoteliales vasculares genera acumulación de líquido excesiva y prolongada después de la inflamación. Este descubrimiento puede llevar a los investigadores hacia nuevas terapias farmacológicas para el edema y el linfedema.
La acumulación de líquido e hinchazón (edema) pueden dar como resultado del mal funcionamiento de los procesos reguladores que controlan la permeabilidad de los vasos en el cuerpo. El edema se produce con frecuencia en enfermedades inflamatorias crónicas como la psoriasis y el eczema. Los capilares en el sistema linfático normalmente drenan el exceso de líquido, pero su disfunción puede conducir a otra enfermedad grave: el linfedema.
La autora principal de este trabajo, Diane R. Bielenberg, profesora adjunta en el Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard y el Programa de Biología Vascular del Hospital Infantil de Boston (Boston), en Estados Unidos, describe cómo estudios previos que inhibieron los receptores del factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGFRs, los co-receptores de NRP2) mostraron una reducción en la permeabilidad de los vasos sanguíneos después de la inflamación.
"Por lo tanto, esperábamos ver menos permeabilidad después de la inflamación en ratones con neuropilina 2 bloqueada", señala Bielenberg. Para sorpresa de su equipo, los ratones sin NRP2 mostraron un aumento masivo y prolongado de edema después de la inflamación. Al analizar este hallazgo el laboratorio de Bielenberg llegó a formular una nueva hipótesis: que la semaforina 3F (Sema3F), una proteína endógena que actúa a través de NRP2, inhibe la permeabilidad vascular y el edema. Experimentos y datos adicionales apoyaron esta nueva hipótesis.
DOS VECES MÁS RETENCIÓN DE LÍQUIDOS
Los científicos midieron la inflamación de la oreja en ratones después de introducir por vía tópica una sustancia que provoca inflamación. La retención de líquidos fue 2,5 veces mayor en los ratones deficientes en NRP2 que los controles. La hinchazón en los animales de control comenzó a retroceder dentro de los dos días de la inflamación y volvió a niveles casi normales a los cuatro días, mientras que en los ratones deficientes en NRP2 la inflamación permaneció significativamente elevada sobre los niveles de control durante más de diez días.
Los investigadores también encontraron que en los ratones con mutación en NRP2 la falta de un plexo linfático en la superficie capilar impide el drenaje de líquido. Los co-investigadores Patrick Múcka y Nicholas Levonyak, del Programa de Biología Vascular en el Hospital Infantil de Boston, explican que el linfedema prolongado visto en los ratones con NRP2 bloqueada puede ser causado por defectos arquitectónicos que resultan de la germinación inadecuada de los vasos linfáticos durante el desarrollo.
Curiosamente, la mejora del derrame en los ratones deficientes en NRP2 se asoció con la pérdida de actividad de Sema3F endógeno. Sema3F compite con VEGFA para unirse a NRP2 y, por lo tanto, se denomina un ligando inhibidor de NRP2. Esta competitiva inhibición impide a su vez, la permeabilidad vascular. Por lo tanto, la adición de la proteína exógena Sema3F inhibe el edema.
Bielenberg alienta a buscar en futuros estudios el papel de Sema3F/NRP2 en la inflamación crónica o linfedema. Aunque estas evaluaciones se realizaron en ratones, se han encontrado mutaciones en el gen NRP2 humano en pacientes con linfedema primario. Esta conservación genética sugiere una alta probabilidad de que los humanos y los ratones comparten un mecanismo molecular similar detrás de este proceso, un indicio alentador para la traducción de estos hallazgos.