MADRID, 12 May. (EUROPA PRESS) -
El desarrollo de asma infantil persistente --caracterizado por tener dificultad para respirar casi a diario-- no se entiende bien. En la mayoría de los casos, el asma infantil desaparece con el tiempo, pero hasta el 20 por ciento de los niños con asma pasará a tener síntomas potencialmente graves en la edad adulta.
Investigadores del Hospital Brigham y de Mujeres (BWH, por sus siglas en inglés), en Estados unidos, encontraron una relación entre el asma infantil persistente y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en la edad adulta temprana. El estudio, publicado este jueves en la revista 'New England Journal of Medicine', halló que la función pulmonar temprana predice el crecimiento de los pulmones más tarde en la vida, independientemente del tratamiento del asma y la exposición al tabaquismo.
"Este trabajo nos dice que el asma infantil persistente puede convertirse en EPOC, algo que hasta ahora no se ha describo bien --destaca Scott T. Weiss, uno de los autores principales del estudio y codirector de la Sección de Genética y Sistemas Genómicos de la División de la Red de Medicina de BWH--. Los niños que tenían la función pulmonar baja al inicio del ensayo siguieron una serie de patrones de crecimiento pronosticados: la mayoría tenía crecimento reducido de los pulmones con el tiempo y un número significativo pasaría a cumplir con los criterios para la EPOC".
El estudio siguió a 684 participantes en el Programa de Manejo del Asma Infantil (CAMP, por sus siglas en inglés) entre las edades de 5 a 12 años hasta que tuvieron al menos 23 años de edad. Cada participante estaba citado una vez al año a uno de los ocho centros de investigación de Estados Unidos y Canadá para someterse a mediciones de la función pulmonar como la espirometría, una prueba que registra la cantidad de aire que un participante puede exhalar en un segundo.
DEBEN IDENTIFICARSE GRUPOS DE RIESGO
Con estas grabaciones anuales, los investigadores caracterizaron los patrones de crecimiento de la función pulmonar de los asmáticos. Al final del estudio, el 11 por ciento cumplía los criterios para la EPOC, una enfermedad progresiva que dificulta la respiración. Además de la función pulmonar baja al inicio del estudio, ser hombre también predijo peores resultados, pero esto es probablemente una consecuencia de la prevalencia del asma mayor en los niños. En la edad adulta, el 75 por ciento de los niños con asma persistente mostró una disminución precoz de la función pulmonar y/o crecimiento pulmonar reducida, patrones que no consiguió cambiar el tratamiento.
"Con esta información, los médicos necesitan identificar a los niños en situación de riesgo con anterioridad y aconsejarlos sobre posibles medidas preventivas. Dado que el asma en sí es un factor de riesgo para el desarrollo de la EPOC, estos pacientes deben ser advertidos contra las exposiciones ambientales relacionadas con el riesgo, como el tabaquismo, que podría intensificar sus síntomas y aumentar su riesgo de EPOC --dice Weiss--. Es importante que reconozcamos este vínculo entre el asma infantil persistente y la EPOC como un problema potencial y nos centremos en los esfuerzos de prevención".
¿QUÉ ES EL ASMA?
La Organización Mundial de la Salud calcula que en la actualidad hay 235 millones de pacientes con asma; actualmente, es la enfermedad crónica más frecuente en los niños y está presente en todos los países, independientemente de su grado de desarrollo. Más del 80% de las muertes por asma tienen lugar en países de ingresos bajos y medios-bajos.
A menudo el asma no se diagnostica correctamente ni recibe el tratamiento adecuado, creando así una importante carga para los pacientes y sus familias, y pudiendo limitar la actividad del paciente durante toda su vida.
El asma es una enfermedad crónica que se caracteriza por ataques recurrentes de disnea y sibilancias, que varían en severidad y frecuencia de una persona a otra. Los síntomas pueden sobrevenir varias veces al día o a la semana, y en algunas personas se agravan durante la actividad física o por la noche.
Durante un ataque de asma, el revestimiento de los bronquios se inflama, lo que provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones. Los síntomas recurrentes causan con frecuencia insomnio, fatiga diurna, una disminución de la actividad y absentismo escolar y laboral. La tasa de letalidad del asma es relativamente baja en comparación con otras enfermedades crónicas; no obstante, en 2005 fallecieron 255 000 personas por esa causa.