Asia y África tienen una carga de envejecimiento similar a la de Occidente

Archivo - Una mujer con mascarilla recorre en bicicleta una calle de Tokio
Archivo - Una mujer con mascarilla recorre en bicicleta una calle de Tokio - James Matsumoto/SOPA Images via / DPA - Archivo
Publicado: viernes, 6 mayo 2022 7:12

MADRID, 6 May. (EUROPA PRESS) -

En un estudio realizado en la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia y en el Centro de Envejecimiento Robert N. Butler de Columbia, en Estados Unidos, los investigadores han ideado una nueva métrica, la Relación de Dependencia Ajustada a la Salud (RADS, por sus siglas en inglés), como alternativa a la métrica de envejecimiento más utilizada, la relación de dependencia de la tercera edad (OADR, por sus siglas en inglés), según publican en la revista 'Lancet Healthy Longevity'.

La investigación sugiere que la carga sanitaria relacionada con la edad es distinta de una ratio basada exclusivamente en la edad y es la primera que incorpora la dependencia asociada a la mala salud para generar una nueva métrica que representa una medida más holística de la dependencia para 188 países.

"En lugar de utilizar algún límite de edad arbitrario, como la edad de 65 años, utilizamos la salud absoluta --explica el investigador principal Vegard Skirbekk, profesor de población y salud familiar en la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia--. En algunos países, un determinado nivel de mala salud se da en los 40 años y en los 70 en otros. Se han escrito miles de estudios utilizando la dependencia de la tercera edad, pero es probable que no sean válidos".

En el estudio actual, Skirbekk propone construir una métrica de la dependencia utilizando la información del Estudio de la Carga Global de la Enfermedad 2019 como alternativa a la OADR. Esta tasa de dependencia ajustada a la salud se generó para la población adulta de más de 20 años de cada país, en la que el numerador está formado por las personas con una salud relativamente mala o la población "dependiente" y el denominador incluye a las personas con una salud relativamente buena, que potencialmente podrían "mantener" a la población dependiente. En cambio, la OADR está más asociada al crecimiento del gasto sanitario.

El estudio muestra que los países africanos y algunos de Asia Central, Asia Meridional y Europa Oriental son más viejos de lo que sugiere su demografía. Los países de Oceanía, Asia Oriental, Europa, América del Norte, América Central y América del Sur son más jóvenes.

A modo de ejemplo, Japón tenía la TDAA más alta, con 0,49, en 2017, seguido de los países de Europa Occidental. Le siguen Estados Unidos, Canadá, Europa del Este, Uruguay, China, Corea del Sur y Tailandia con una OADR>0,24.

"Esto implica que varias poblaciones demográficamente mayores podrían tener una carga de HADR relativamente menor si los niveles de salud son buenos, mientras que las poblaciones demográficamente más jóvenes podrían tener una HADR más alta si los niveles de salud son malos", explica.

Desde el punto de vista de la salud, la proporción de individuos de mayor edad es prácticamente la misma para los países más ricos y los más pobres.

"Esto es importante, ya que significa que el mundo es igual de viejo -o joven- y que los retos sanitarios son similares. Esto también significa que la prestación de asistencia sanitaria debe reorientarse para hacer frente a las enfermedades relacionadas con el curso de la vida --observa Skirbekk--. Y por último, ser demográficamente joven no es garantía de ser joven como nación; en muchos casos ocurre lo contrario".

Las evaluaciones anteriores se componían de mediciones que solían basarse en datos de un solo país, principalmente de poblaciones de ascendencia europea.

"En resumen, las primeras mediciones del envejecimiento tienden a carecer de una cobertura global, de información demográfica global o de datos sanitarios globales", señala Skirbekk, que también trabaja en el Centro de Envejecimiento Butler de Columbia.

"De hecho, aunque el índice de dependencia de la tercera edad o RDO se utilizaba a menudo como indicador del envejecimiento de la población, no tenía en cuenta la variación de la salud y, por tanto, puede representar una evaluación incompleta del envejecimiento y de la dependencia relacionada con el envejecimiento", subraya Skirbekk.

"Los índices tradicionales utilizados sobre la variación del envejecimiento de la población tendían a centrarse únicamente en los indicadores demográficos --señala--. Nuestro método nos ha permitido generar una nueva métrica para medir el envejecimiento, lo que nos permite evaluar la variación tanto del envejecimiento demográfico como de la salud específica de la edad en los distintos países".

Skirbekk añade además que investigaciones anteriores mostraron que en 2017 la edad cronológica en la que se produce difiere hasta en treinta años, oscilando entre los 45,6 años de Papúa Nueva Guinea y los 76,1 de Japón.

"De cara al futuro, puede ser más valioso evaluar de forma más holística la dependencia y las políticas asociadas a la dependencia relacionada con la edad utilizando una métrica que incluya los impactos de la mala salud, como la HADR --resalta Skirbekk--. Las conclusiones de nuestro trabajo tienen implicaciones políticas específicas que ayudarán a los países a planificar, desarrollar y poner en marcha programas de políticas de envejecimiento y reformas sanitarias para abordar con eficacia el rápido cambio demográfico en curso".