MADRID, 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
La meditación profunda regular, practicada durante varios años, puede ayudar a regular el microbioma intestinal y reducir potencialmente los riesgos de mala salud física y mental, según un pequeño estudio comparativo publicado en la revista de acceso abierto 'General Psychiatry'.
Los microbios intestinales hallados en un grupo de monjes budistas tibetanos diferían sustancialmente de los de sus vecinos laicos, y se han relacionado con un menor riesgo de ansiedad, depresión y enfermedades cardiovasculares.
Las investigaciones demuestran que el microbioma intestinal puede afectar al estado de ánimo y al comportamiento a través del eje intestino-cerebro. Esto incluye la respuesta inmunitaria del cuerpo, la señalización hormonal, la respuesta al estrés y el nervio vago, el principal componente del sistema nervioso parasimpático, que supervisa una serie de funciones corporales cruciales.
La importancia del grupo y del diseño de las muestras es que estos monjes tibetanos de pensamiento profundo pueden servir como representantes de algunas meditaciones más profundas. Aunque el número de muestras es reducido, son poco frecuentes debido a su ubicación geográfica.
La meditación se utiliza cada vez más para ayudar a tratar trastornos de salud mental, como la depresión, la ansiedad, el abuso de sustancias, el estrés traumático y los trastornos alimentarios, así como el dolor crónico. Pero no está claro si también podría alterar la composición del microbioma intestinal, dicen los investigadores.
Para averiguarlo, los investigadores analizaron muestras de heces y sangre de 37 monjes budistas tibetanos de tres templos y 19 residentes seculares de las zonas vecinas.
Según los investigadores, la meditación budista tibetana tiene su origen en el antiguo sistema médico indio conocido como Ayurveda y es una forma de entrenamiento psicológico. Los monjes de este estudio llevaban practicándola al menos dos horas al día entre 3 y 30 años.
Ninguno de los participantes había utilizado agentes que pueden alterar el volumen y la diversidad de la microbiota intestinal: antibióticos, probióticos, prebióticos o antifúngicos en los 3 meses anteriores. Ambos grupos tenían la misma edad, presión arterial, frecuencia cardiaca y dieta.
El análisis de las muestras de heces reveló diferencias significativas en la diversidad y el volumen de la microbiota entre los monjes y sus vecinos.
Las especies 'Bacteroidetes' y 'Firmicutes' eran dominantes en ambos grupos, como cabría esperar. Pero los 'Bacteroidetes' estaban significativamente enriquecidos en las muestras de heces de los monjes (29% frente a 4%), que también contenían abundantes 'Prevotella' (42% frente a 6%) y un alto volumen de 'Megamonas' y 'Faecalibacterium'.
"En conjunto, varias bacterias enriquecidas en el grupo de meditación han sido asociadas con el alivio de enfermedades mentales, lo que sugiere que la meditación puede influir en ciertas bacterias que pueden tener un papel en la salud mental", escriben los investigadores. Entre ellas se encuentran las especies 'Prevotella', 'Bacteroidetes', 'Megamonas' y 'Faecalibacterium', sugiere la investigación publicada anteriormente.
A continuación, los investigadores aplicaron una técnica analítica avanzada para predecir en qué procesos químicos podrían estar influyendo los microbios. Esto indicó que varias vías antiinflamatorias protectoras, además del metabolismo --la conversión de alimentos en energía--, mejoraban en las personas que meditaban.
Por último, el análisis de muestras de sangre mostró que los niveles de agentes asociados a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, incluidos el colesterol total y la apolipoproteína B, eran significativamente más bajos en los monjes que en sus vecinos seculares, según su análisis funcional con los microbios intestinales.
Aunque se trata de un estudio comparativo, es observacional y el número de participantes era reducido, todos varones y vivían a gran altitud, por lo que resulta difícil extraer conclusiones firmes o generalizables. Y las posibles implicaciones para la salud sólo podían deducirse de investigaciones publicadas anteriormente.
Sin embargo, basándose en sus resultados, los investigadores sugieren que el papel de la meditación en la prevención o el tratamiento de las enfermedades psicosomáticas merece sin duda una mayor investigación.
Y concluyen: "Estos resultados sugieren que la meditación profunda a largo plazo puede tener un efecto beneficioso sobre la microbiota intestinal, permitiendo al cuerpo mantener un estado óptimo de salud".