MADRID 30 Dic. (EUROPA PRESS) -
Las personas que perciben más discriminación en la vida cotidiana registran tasas más altas de problemas del sueño, teniendo en cuenta medidas tanto subjetivas como objetivas, según informa un estudio que se publica en 'Psychosomatic Medicine: Journal of Biobehavioral Medicine'.
"La discriminación es un factor importante asociado con las medidas del sueño en adultos de mediana edad", afirma la investigadora Sherry Owens, de la Universidad de West Virginia, Morgantown, Estados Unidos, y colegas. Los resultados se suman a investigaciones previas que sugieren que la discriminación y el estrés crónico pueden llevar a dificultades para dormir y aumentar los riesgos para la salud.
La investigación incluyó a 441 adultos de un estudio nacional de salud y bienestar en la edad media y más allá (el estudio 'MIDUS'). La edad promedio de los participantes fue de 47 años; alrededor de un tercio eran de raza/etnia no blanca. Los datos completos estaban disponibles en el caso de 361 participantes.
Los participantes usaron un dispositivo de monitorización de la actividad durante una semana para recoger datos sobre medidas objetivas del sueño, por ejemplo, la eficiencia del sueño, calculada como el porcentaje del tiempo que se pasa en la cama en el que la persona duerme. También completaron evaluaciones subjetivas del sueño, por ejemplo, la frecuencia con la que tuvieron problemas de sueño.
Se evaluaron las experiencias percibidas de discriminación utilizando una "escala de discriminación diaria" validada. Por ejemplo, se preguntó a los sujetos con qué frecuencia fueron tratados con menos cortesía o respeto que otros, o con qué frecuencia fueron insultados o acosados. Se analizaron las puntuaciones de discriminación por asociación con las medidas de sueño objetivo y subjetivo. Las medidas objetivas indicaron que aproximadamente un tercio de los participantes tenían una mala eficiencia de sueño y, subjetivamente, se clasificó a la mitad de los sujetos con mala calidad del sueño.
LA DISCRIMINACIÓN, UN ESTRESANTE PARA EL SUEÑO OBJETIVO Y SUBJETIVO
Los participantes que percibieron más discriminación registraron un aumento en los problemas de sueño, después de ajustar por factores demográficos, de estilo de vida y de salud. Las puntuaciones más altas de la discriminación se vincularon con un 12 por ciento más alto de probabilidades de pobre eficacia del sueño y un aumento del 9 por ciento en las probabilidades de mala calidad del sueño. La discriminación también estuvo relacionada con el tiempo (objetivo) que se pasó despierto después de haberse quedarse dormido y las dificultades generales (subjetivas) para dormir.
Los sujetos no blancos tenían casi cuatro veces más probabilidades de sufrir una mala eficiencia del sueño. Todas las diferencias en las medidas de sueño entre sujetos blancos y no blancos estaban relacionadas con la discriminación. Los participantes mayores y los hombres eran más propensos a tener algunos tipos de problemas de sueño. La edad, el sexo y los factores de salud mental/física explican sólo una pequeña proporción de los efectos de la discriminación.
Estudios anteriores han sugerido que las minorías raciales/étnicas tienen peor calidad de sueño. El sueño inadecuado se vincula con resultados adversos para la salud, como aumento de los riesgos cardiovasculares e incremento de la mortalidad. Estas consecuencias del mal sueño pueden explicar algunas de las variaciones raciales/étnicas en los resultados de salud, posiblemente reflejando una recuperación inadecuada de los factores estresantes diarios crónicos.
Aunque se ha vinculado previamente el sueño pobre a una alta discriminación percibida, el nuevo estudio se centró en analizar cómo la discriminación afecta a las medidas objetivas y subjetivas del sueño. "Los hallazgos apoyan el modelo de que la discriminación actúa como un estresante que puede alterar el sueño subjetivo y objetivo", escriben el doctor Owens y sus coautores.
Los investigadores piden más estudios para confirmar y aclarar las implicaciones de sus hallazgos. Mientras tanto, creen que el estudio añade una "mejor resolución" a los conocimientos previos sobre la relación entre la discriminación y el sueño y sugiere una posible "vía causal" que conecta la discriminación crónica con los problemas del sueño y, por tanto, aumenta los riesgos para la salud.