MADRID, 25 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las personas que padecen uno de los trastornos cardíacos más comunes y que están expuestas a mayores niveles de contaminación tienen un riesgo 1,2 veces mayor de sufrir un accidente cerebrovascular que sus compañeros que viven con menos contaminación, según un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos).
El estudio, publicado en la revista 'JAMA Network Open', es el más grande de su tipo que incluye datos de contaminación específicos del vecindario (en lugar de simplemente datos de hospitalización) y enfatiza aún más la importancia de las alertas de contaminación del aire en el asesoramiento de las actividades de las personas con ciertas condiciones cardíacas.
"Medimos la exposición a la contaminación en las puertas de la gente mediante el uso de la geocodificación y luego determinamos su exposición anual a las partículas de materia. Este enfoque y el tamaño de la muestra hacen que nuestro estudio sea particularmente poderoso. Podemos usar esta información para guiar a nuestros pacientes aconsejándoles que limiten la exposición a la contaminación. Por ejemplo, podemos notificar a aquellos con fibrilación auricular que eviten estar al aire libre en días con una calidad de aire poco saludable, lo que puede reducir su riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular", explica el líder del estudio, Jared W. Magnani.
Estos investigadores han hecho un seguimiento de más de 31.000 personas que viven en el condado de Allegheny desde 2007 con fibrilación auricular (FA), un trastorno común del ritmo cardíaco. Utilizando monitores de contaminación del aire del tamaño de una maleta montados en postes de teléfono, el equipo pudo medir los niveles exactos de contaminación por partículas finas que los participantes respiraban diariamente.
Los investigadores encontraron que el riesgo de accidente cerebrovascular aumentaba constantemente con una mayor exposición diaria a la contaminación del aire. Las personas que tienen FA ya tienen un riesgo cinco veces mayor de sufrir un accidente cerebrovascular, por lo que el riesgo adicional que supone la contaminación por partículas finas es particularmente preocupante.
"Nuestros resultados mejoran la comprensión de cómo la contaminación del aire impacta la salud pública y fortalece el argumento para la defensa continua de la reducción de la contaminación. La contaminación por partículas finas es muy pequeña, es capaz de entrar en nuestros cuerpos a través de nuestros pulmones y en nuestro flujo sanguíneo donde puede desencadenar eventos cardíacos", detalla el científico.
El equipo examinó el impacto de la contaminación en diferentes grupos demográficos y socioeconómicos. Encontraron que la exposición a las partículas finas es 1,5 veces mayor en los negros en comparación con los blancos, y 1,3 veces mayor en aquellos que viven por debajo de la pobreza en comparación con los que viven por encima.
"La exposición a la contaminación se correlaciona con la posición socioeconómica, ya que las personas que viven más cerca de fuentes industriales tienden a tener ingresos más bajos y a ser minoritarias. Por lo tanto, la contaminación del aire empeora las disparidades raciales en los resultados de salud, debido al aumento de la exposición residencial. Nuestro estudio indica la importancia de modificar la contaminación como factor de riesgo para los resultados adversos de salud", concluye Magnani.