MADRID, 23 Ene. (EUROPA PRESS) -
Entre las patologías asociadas a la obesidad, destaca la apnea del sueño, una de las más prevalentes y más graves de la enfermedad, que afecta a entre el 50 y el 77 por ciento de pacientes obesos, según datos de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
La importancia de la apnea en estas personas viene, sobre todo, por los efectos adversos cardiovasculares que conlleva, tales como cardiopatía isquémica, ictus o insuficiencia cardiaca.
La obesidad es una enfermedad crónica en la que el problema no es sólo el elevado peso corporal sino el impacto que el aumento del tejido graso tiene sobre prácticamente todos los órganos de cuerpo. "Sin duda, alteraciones metabólicas como la diabetes son las más conocidas, así como la hipertensión o la dislipemia", informa el coordinador del Grupo de Diabetes, Obesidad y Nutrición de la SEMI, Javier Carrasco.
Sin embargo, "no hay que olvidar otras alteraciones que afectan a la calidad de vida de los pacientes", como el hipogonadismo masculino, la infertilidad o la afectación osteoarticular que "limita y mucho la vida del paciente con obesidad", comenta el experto.
Una persona se considera obesa cuando su índice de masa corporal (IMC) se sitúa por encima de 30. La prevalencia de la apnea del sueño en estos pacientes "se cuatriplica por cada cinco puntos que aumenta el IMC", advierten desde la sociedad.
En este sentido, la apnea del sueño no es ni de lejos la única consecuencia de la obesidad, el hígado graso también lo es por el exceso de grasa corporal, y lo padecen entre el 20 y el 46 por ciento de las personas en países occidentales. "Suele ir asociado a una elevada resistencia insulínica y tan solo un 7 por ciento de las personas con normopeso lo padecen", argumenta el doctor Javier Carrasco.
Tanto la apnea del sueño como el hígado graso no alcohólico mejoran "de forma considerable" con la pérdida de peso, pudiendo llegar a desaparecer con pérdidas de peso importantes "como las que se consiguen a través de la cirugía bariátrica", asevera el especialista.
¿QUÉ ES LA DIABESIDAD?
La diabesidad es "una de las grandes epidemias de nuestros días", se trata de la conjunción de dos patologías que destacan por su prevalencia en la actualidad, la diabetes y la obesidad, y que suelen ir de la mano. Así, se estima que más del 80 por ciento de los pacientes diabéticos tienen sobrepeso y hasta un 60 por ciento son obesos, alertan desde la SEMI.
Si se analizan de forma individualizada los datos no mejoran, ya que la prevalencia de la obesidad en España se sitúa alrededor del 23 por ciento. El sedentarismo y el alejamiento progresivo de la dieta mediterránea y la cocina tradicional "han dado lugar a una dieta basada en productos precocinados, alimentos envasados y comida rápida que favorece esta enfermedad", señala Carrasco.
Además, los niños y adolescentes también se ven afectados por esta patología, ya que la obesidad infantil afecta a casi un 30 por ciento de los niños. La prevención de esta epidemia "pasa por volver a los hábitos de comida tradicionales, caminar hasta el trabajo o el colegio, jugar en la calle y promover la alimentación saludable en colegios y otros lugares públicos", insiste el doctor.
Por su parte, la diabetes es una enfermedad que afecta a pacientes de todas las edades, aunque "probablemente, su origen empiece en la infancia con malos hábitos alimenticios y poco ejercicio", por ello, la educación es "la mejor arma para abordar la prevención", expone el experto. Ya en la edad adulta la diabetes es especialmente frecuente en pacientes con sobrepeso y otros factores de riesgo cardiovascular como el tabaco, la dislipemia y la hipertensión arterial.
LA DIABETES EN LOS ANCIANOS, LA GRAN DESCONOCIDA
Para Javier Carrasco, la diabetes es, sin duda, la gran desconocida en la población anciana. A pesar de que este grupo suele excluirse de los ensayos clínicos debido a sus condiciones concretas de fragilidad y relación con otras patologías coexistentes, "cada vez están más presentes en la evidencia científica actual", asegura.
Los objetivos de tratamiento "deben individualizarse y los fármacos deben utilizarse con precaución", teniendo en cuenta que sus efectos secundarios que pueden ser letales en los ancianos, alerta el doctor. Hay que tener en cuenta que la hipoglucemia es más frecuente y más grave en ancianos que en otros grupos de población y, en muchas ocasiones, suele ser consecuencia del tratamiento y es responsabilidad de los clínicos. Por ello, "es muy importante continuar investigando en este grupo poblacional", apunta el doctor Javier Carrasco.
Por otro lado, la resistencia a la insulina es uno de los problemas a los que se enfrentan los pacientes diabéticos. Aunque hay insulinas cada vez más fisiológicas, con menor riesgo de hipoglucemias y más seguras desde el punto de vista cardiovascular, "la medida más efectiva para reducir la resistencia insulínica es la pérdida de peso", subraya el experto.
Estas entre otras cuestiones se podrán de manifiesto en la XIII Reunión de Diabetes, Obesidad y Nutrición que la SEMI celebra en Toledo para abordar las últimas novedades en torno a estas patologías. En esta ocasión, cerca de 750 especialistas acudirán los días 24 y 25 de febrero.