MADRID, 22 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) han descubierto que los anticuerpos de inmunoglobulina G (IgG) desempeñan un papel inesperado en la aterosclerosis. En un estudio en ratones, han demostrado que estos anticuerpos estabilizan la placa que se acumula en las paredes de las arterias, lo que reduce el riesgo de que se rompa y provoque un coágulo de sangre.
La aterosclerosis es la principal causa subyacente de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular, y se espera que sea la principal causa de muerte en el mundo durante mucho tiempo. Aproximadamente un tercio de los pacientes no responden al tratamiento con estatinas. La enfermedad se caracteriza por el estrechamiento de las paredes arteriales como consecuencia de la acumulación de lípidos y células, la llamada placa aterosclerótica.
Cuando la placa se rompe, se pueden formar coágulos de sangre que restringen el flujo sanguíneo a órganos vitales, como el corazón y el cerebro. Para reducir el número de muertes por aterosclerosis, los investigadores están tratando de encontrar maneras de prevenir que esto suceda.
Los linfocitos del sistema inmunológico B producen anticuerpos que están involucrados en la lucha contra la infección. Pero los anticuerpos también pueden ayudar a limpiar el tejido dañado, por ejemplo en forma de placas ateroscleróticas. Los científicos también saben que el sistema inmunológico influye en el desarrollo de la placa, pero aún no se ha investigado cómo ocurre exactamente.
El equipo detrás del nuevo estudio ha analizado cómo se desarrolla la placa aterosclerótica en ratones que carecen de anticuerpos. "Hemos evidenciado que la placa formada en un ambiente libre de anticuerpos era inusualmente pequeña. Pero al examinarla más de cerca, la placa tenía un aspecto diferente y contenía más lípidos y menos células musculares de lo normal. Esto sugiere que la placa es inestable y más propensa a romperse, lo que también resultó ser el caso", explica Stephen Malin, el líder del estudio, que se ha publicado en la revista 'Circulation'.
Los investigadores han concluido que el ingrediente necesario para la estabilidad de la placa son los llamados anticuerpos IgG, la clase más común de anticuerpos en la sangre. Análisis posteriores han mostrado que las células del músculo liso de la aorta necesitan estos anticuerpos para dividirse correctamente: cuando las células no se pueden dividir correctamente, la placa parece volverse más pequeña e inestable.
"Nos sorprendió enormemente que los anticuerpos puedan desempeñar un papel tan importante en la formación de la placa arterial. Ahora queremos saber si se trata de algún tipo especial de anticuerpo IgG que reconoce los componentes de la placa. Si es así, esta podría ser una nueva forma de mitigar la aterosclerosis y, con suerte, reducir el número de muertes por enfermedades cardiovasculares", zanja Malin.