MADRID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -
Enredos dañinos de la proteína tau salpican el cerebro de las personas con Alzheimer y muchas otras enfermedades neurodegenerativas, incluida la encefalopatía crónica traumática, que afecta a boxeadores profesionales y jugadores de fútbol. Estas patologías basadas en tau pueden conducir a pérdida de memoria, confusión y, en algunos, comportamiento agresivo; pero no hay una manera fácil de determinar si los síntomas de las personas están vinculados a enredos tau en sus cerebros.
Ahora, un equipo liderado por científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, en Estados Unidos, ha encontrado una manera de medir los niveles de tau en la sangre. El método refleja con precisión los niveles de tau en el cerebro que son de interés para los científicos porque se correlacionan con el daño neurológico. El estudio, realizado en ratones y un pequeño grupo de personas, podría ser el primer paso hacia una prueba no invasiva sobre tau.
Aunque se necesitan más evaluaciones en las personas, este tipo de prueba podría emplearse para detectar rápidamente las enfermedades basadas en tau, monitorear la progresión de la enfermedad y medir la efectividad de los tratamientos diseñados para atacar el tau, según señalan los autores del trabajo, que se detalla en un artículo publicado este miércoles en 'Science Translational Medicine'.
"Hemos demostrado que se puede medir tau en la sangre y proporciona una visión sobre el estado de tau en el líquido que rodea las células en el cerebro", afirma el autor senior David Holtzman, profesor y jefe del Departamento de Neurología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis.
Tau es una proteína cerebral normal que participa en el mantenimiento de la estructura de las neuronas, pero cuando tau forma enredos, daña y mata neuronas cercanas. "Las personas con enfermedades tau tienen una amplia gama de síntomas porque básicamente, donde quiera que se agrega tau, esas partes del cerebro se degeneran --describe Holtzman--. Por lo tanto, si se encuentra en un área de memoria, se producen problemas de memoria. Si se encuentra en una zona motora, se producen problemas de movimiento".
Una prueba de detección basada en la sangre, probablemente todavía a años de distancia, sería una manera relativamente fácil de identificar a las personas cuyos síntomas pueden deberse a problemas con tau, sin someterlos a pruebas potencialmente invasivas, caras o complicadas.
"No tenemos una prueba que refleje con precisión el estado de tau en el cerebro que sea rápida y fácil para los pacientes --apunta Holtzman--. Hay escáneres cerebrales para medir los enredos de tau, pero todavía no están aprobados para su uso con pacientes. Los niveles de tau pueden medirse en el líquido cefalorraquídeo que rodea el cerebro y la médula espinal, pero para llegar a ese líquido, hay que hacer una punción espinal, que es invasiva".
CONSIGUEN QUE LA PROTEÍNA ESTÉ MÁS TIEMPO EN LA SANGRE PARA DETECTARLA
En el cerebro, la mayoría de las proteínas tau están dentro de las células, algunas están enredadas y el resto flotan en el líquido entre las células, el cual se está constantemente lavando del cerebro a la sangre, y la proteína tau va con él. Sin embargo, la proteína se elimina de la sangre casi tan pronto como llega allí, por lo que los niveles, aunque detectables, por lo general siguen siendo muy bajos.
Holmesman, el investigador postdoctoral Kiran Yanamandra y el doctor Tirth Patel, junto con colegas de C2N Diagnostics, AbbVie, la Universidad de California, San Francisco y el 'Texas Health Presbyterian Hospital', razonaron que si pudieran mantener tau en la sangre más tiempo, la proteína se acumularía a niveles medibles.
Permitir que la proteína se acumule antes de medir sus niveles magnificaría, pero no distorsionaría, las diferencias entre individuos, de la misma manera que agrandar la imagen de un grano de arena junto a un grano de arroz no cambia el tamaño relativo de los dos, sólo hace más fácil medir la diferencia entre ellos.
Los investigadores inyectaron una cantidad conocida de proteína tau directamente en las venas de los ratones y controlaron la rapidez con la que la proteína desapareció de la sangre, demostrando que la mitad de la proteína normalmente desaparece en menos de nueve minutos. Cuando añadieron un anticuerpo que diseñaron para que se una a tau, la semivida de tau se extendió a 24 horas.
Para determinar si el anticuerpo podía amplificar los niveles de tau en la sangre de un animal lo suficiente para ser medido fácilmente, inyectaron el anticuerpo en ratones. Dentro de dos días, los niveles de tau en la sangre de los ratones subieron a niveles fácilmente detectables. El anticuerpo actuaba como una lupa, amplificando los niveles de tau para que las diferencias entre los individuos se pudieran ver más fácilmente.
Los niveles de Tau en la sangre de las personas también aumentaron dramáticamente en presencia del anticuerpo. Los investigadores administraron el anticuerpo a cuatro personas con una enfermedad de tau conocida como parálisis supranuclear progresiva y sus niveles sanguíneos de tau aumentaron entre 50 y 100 veces en 48 horas. "Es como una prueba de estrés -pone como ejemplo Holtzman--. Parece que estamos sacando la capacidad de ver lo que viene del cerebro porque el anticuerpo amplifica las diferencias al prolongar el tiempo que la proteína permanece en la sangre".