MADRID, 29 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las profesoras de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya, Andrea Arroyo y Marga Serra, han avisado, con motivo de la conmemoración este viernes del Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria, de que la anorexia y la bulimia son trastornos con un 56 por ciento de predisposición genética.
Arroyo ha citado estudios familiares y de gemelos que concluyen que hay un riesgo incrementado de padecer anorexia o bulimia si se tienen familiares que padecen estas enfermedades.
Sin embargo, la experta ha dicho que no existe un único gen que sea el responsable del surgimiento de una anorexia o bulimia, sino que más bien son un conjunto de ellos los que contribuyen a la transmisión genética de determinadas características que hacen que alguien tenga más o menos vulnerabilidad de sufrir un trastorno de la conducta alimentaria.
Las expertas han querido puntualizar que tiene que existir una predisposición de genes implicados que interaccionen con un entorno que desencadene el trastorno. Por ejemplo, una persona puede tener una genética predispuesta para padecer un trastorno de la conducta alimentaria, pero la enfermedad puede no aparecer si no se poseen otros factores añadidos.
Ambas expertas han aprovechado para matizar ciertos mitos que giran en torno a los trastornos de la conducta alimentaria que sufren alrededor de un 5 por ciento de la población adolescente española y un 11 por ciento está en riesgo de padecer uno, según la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia.
En primer lugar, han indicado que existe más de un factor que desencadena los trastornos del comportamiento alimentario. Las expertas han hablado de un conjunto de factores muy diversos que predisponen a tener esta patología, entre los que hay biológicos, socioculturales, psicológicos o interpersonales.
La profesora Serra establece una serie de factores que ha llamado predisponentes, entre los que estarían la edad, ya que la población de riesgo sería la que tiene entre trece y veinte años, ser mujer, sufrir un trastorno afectivo, vivir en un ambiente familiar con personas afectadas por un trastorno de comportamiento alimentario o en el seno de una familia con adiciones, ser muy perfeccionista o introvertida o haber sufrido malos tratos durante la infancia.
Otro grupo de factores, llamados precipitantes, incluirían la poca aceptación de los cambios del cuerpo durante la adolescencia o emociones cambiantes que pueden provocar falta de autoestima. También sitúa un tercer nivel de factores, que llama estresantes, como puede ser la muerte de un miembro de la familia o la separación de los padres.
Han especificado también que la anorexia también se detecta en niñas. La profesora Arroyo ha mencionado que incluso en niñas de sólo nueve años. Atribuye el fenómeno a que estas niñas "no pueden asumir los cambios corporales de la pubertad" cuando esta se presenta prematuramente, con la aparición de la menarquia o primera regla por ejemplo a esta edad.
A estos cambios físicos se suma el hecho de que durante la adolescencia no poseen una identidad lo suficientemente definida y son "muy vulnerables" a presiones sociales, los mensajes publicitarios, y tienden a comparar más su cuerpo con el de su grupo de iguales, ha explicado. Un estudio de 2009 ya observaba como la edad de inicio de los trastornos alimentarios disminuía progresivamente.
Por otro lado, han señalado que las redes sociales pueden empujar a sufrir un trastorno alimentario. Serra ha explicado que los grupos de mensajería móvil, Instagram o Facebook pueden convertirse en herramientas perjudiciales para las personas que tengan una cierta predisposición a sufrir algún trastorno y pueden hacerlas aislar y provocar que empiecen "a hacer tonterías con la comida".
Serra ha recordado que estas herramientas a veces se utilizan para burlarse del aspecto físico sin dar la cara. Por ello, la experta ha recomendado educar bien en el uso de las redes sociales, en la escuela y en la familia.
Una encuesta hecha a comienzos de 2017 por la Royal Society of Public Health británica reveló que Instagram es especialmente una red muy perjudicial en este sentido, ya que fomenta las comparaciones.
La experta ha indicado que se cuelgan diez millones de fotos nuevas en Facebook cada hora, lo que aumenta el deseo de compararse con otras imágenes. Ha añadido que tanto en Instagram como en Facebook aparecen imágenes de cuerpos poco reales, y ello puede provocar una búsqueda de perfeccionismo que puede desembocar en trastornos de autoestima y trastornos de ansiedad.
CREENCIAS FALSAS
Entre los mitos falsos que orbitan alrededor de los trastornos de la conducta alimentaria destaca que la anorexia es un trastorno afecta sólo al sexo femenino. Si bien afecta mayoritariamente a mujeres, la profesora Arroyo ha explicado que el número de hombres afectados va en aumento.
La experta lo ha atribuido a que las exigencias sociales con el físico, es decir, tener un cuerpo atlético, musculoso y con poca grasa, también existen en el sexo masculino. La prevalencia en hombres es diez veces menor que en las mujeres, según revela un artículo reciente de dos investigadores polacos publicado en el año 2017.
De cada diez pacientes afectados, nueve son mujeres y solo uno es un hombre. Otro estudio de la Universidad de Oxford y de la Universidad de Glasgow concluye que la percepción generalizada que existe sobre el que solo las mujeres sufren trastornos relacionados con la alimentación hace retrasar el momento en el que a los hombres les son diagnosticados estos problemas y reciben ayuda.
Además, la anorexia y la bulimia no son trastornos que se dan en la adolescencia o en la primera juventud. En el 85 por ciento de los casos aparecen entre los 14 y los 18 años, por lo tanto, el 15 por ciento restante puede aparecer en cualquier otra edad, según datos que recoge una publicación de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria.
Por otra parte, han especificado que no todas las personas que sufren un trastorno alimentario están delgadas. Trastornos como la bulimia y el trastorno por atracón no se caracterizan por una delgadez extrema, sino que hay casos con un peso normal o un sobrepeso. El trastorno por atracón es en el que se ingieren grandes cantidades de comida, lo que tiene como consecuencia inmediata el sobrepeso o la obesidad.
También han querido matizar que no todas las pesonas que han sufrido anorexia siempre la sufrirán, aunque gane peso y que sí tiene cura, al tiempo que han dicho un adelgazamiento repentino y rápido puede explicarse por alteraciones psicológicas y no sólo por una anorexia. Por ejemplo, un periodo de depresión mayor, un cuadro de ansiedad o determinados tipos de cáncer pueden estar detrás de una bajada de peso significativa.
Por último, las expertas de la Universitat Oberta de Catalunya han recordado que la anorexia y la bulimia no son los únicos trastornos de comportamiento alimentario que existen. La profesora Arroyo ha hablado también del trastorno alimentario no especificado, que englobaría trastornos menos conocidos, como por ejemplo la ortorexia, que es la obsesión por la comida sana.